Todos concordamos en que la naturaleza de Dios es amor ¿si, no? Bien, esa es una de las cosas (pocas) en que todos los creyentes estamos de acuerdo. Dios es amor, y a partir de ese amor Él construyó un mundo y un camino para nosotros que es reflejo de ese sentimiento. Es más, lo sigue manifestando para que no dejemos nunca de creer que es así. Por eso, la sencilla oración “Dios te ama” impacta la vida de muchas personas, que no pueden creer que “un ser” tan superior sea capaz de tener ese sentir tan profundo hacia ellos.
Así es; el lenguaje del amor de Dios son las personas, cualquiera que sea su condición, características e incluso religión. A Él lo que le importa son las personas y si tú quieres que se sienta amado… ¡Ama a las personas! Te preguntarás si hay alguna trampa en esto o si hay letra chica, pues no la hay. Dios se siente amado cuando tú eres capaz de entregar amor a la gente; ahí Él siente que realmente estás conectado con su forma de amar. Y tiene su lógica (aunque con Dios no hay que pensar mucho en la lógica), porque Dios envió a Su hijo Jesús por amor a las personas como tú y como yo. O sea, la forma de mostrarle amor al mundo, fue entregando lo más preciado (Su hijo) a cambio de la vida de toooooooooooda la gente que vive en el mundo. Él sí que estaba hablando en serio cuando lo hizo.
Pensarán que hay gente más fácil de amar que otra. Además, hay gente que no conocemos, por lo tanto, ¿cómo podemos amarla? Es cierto, hay personas que tienen características que hacen que sea imposible no amarlas, o al menos no tenerles cariño. Sin embargo, hay otras que tienen un carácter difícil o que no son precisamente un terrón de azúcar, y a esas hay que amarlas también. Esto no significa que vaya a invitarlas a almorzar a mi casa todos los fines de semana; no, para nada, significa que no voy a desearles ningún mal y que si llegaran a necesitar algo de mí, voy a estar dispuesto a ayudarlas y a aportar en lo que sea necesario.
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