domingo, 26 de febrero de 2017

La oración por los muertos

¿Pueden los vivos ayudar a los muertos cuando oran por ellos? De acuerdo a la doctrina católica, sí pueden:
“La comunión con los difuntos. La Iglesia, consciente de la comunión de todo el Cuerpo místico de Jesucristo, desde los primeros tiempos del cristianismo honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos y también ofreció por ellos oraciones; ‘pues es una idea santa y provechosa orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados’ (catecismo de la Ig. Católica). Nuestra oración por ellos no solo puede ayudarlos, sino que hace eficaz su intercesión por nosotros.
Resultado de imagen de La oración por los muertosPero en esta declaración hay tres afirmaciones que contradicen a la Biblia. Examinémoslas:
- “Es una idea santa y provechosa orar por los difuntos”.
Según la Palabra de Dios, no es santo ni provechoso orar por los difuntos. A los cristianos se les instruye a orar por los vivos, pero no hay ni un solo ejemplo de cristianos verdaderos que hayan orado por los muertos. Esta es otra tradición humana.
- La oración por los muertos puede ayudar a liberarlos de sus pecados.
Esta es una tradición basada en otra tradición. Las Escrituras nunca indican que esta afirmación sea verdadera. Como vimos antes, la persona debe ser librada de sus pecados antes de morir.
- Nuestras oraciones por los muertos hacen eficaz su intercesión por nosotros.
Tal como se construye con bloques de juguete, el catolicismo continúa añadiendo una tradición sobre otra sin tener ningún fundamento bíblico. Aquí llegamos a un punto álgido, en el cual nuestras oraciones supuestamente son capaces de:
“… hacer eficaz su intercesión en nuestro favor”.
La pregunta obvia es: ¿Por qué necesitamos que otros intercedan por nosotros? ¿Acaso no es suficiente tener a Dios el Hijo intercediendo por nosotros? ¿Necesita el Creador del universo que hombres y mujeres mortales lo ayuden a persuadir al Padre a nuestro favor?
Qué actitud tan degradante hacia Jesucristo. La posición católica insulta al Señor al presentarlo como un simple observador, débil, incapaz, que necesita la ayuda de cualquier individuo para persuadir al Padre. Este no es el cuadro de Jesús que se presenta en la Biblia. Acerca de sí mismo, Jesús declaró:
“Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra”. Mateo 28:18
Veamos otro retrato bíblico de Jesucristo:
“La cual (Dios) operó en Cristo, resucitándolo de los muertos y sentándolo a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad, y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no solo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia”. Efesios 1:20-22
Qué diferente es esta declaración al cuadro católico de Jesús, el cual reduce al Señor a una criatura espiritual débil, desprovista de poder y autoridad. Estimado amigo católico, ¡Jesucristo no necesita la ayuda de nadie! Él es capaz de realizar la obra:
“Por lo cual (Cristo) puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos”.  Hebreos 7:25
Antes de orar por otro ser amado que ha fallecido, comprenda que esto es solo un reglamento de hombres. Dios nunca le pidió que orara por los muertos, ni prometió que supondría algún beneficio.
Siendo un joven católico, siempre supuse que estas reglas de alguna manera provenían de Dios. ¡Pero no es así! Lea la Biblia y compruébelo usted mismo. El Catecismo enseña tradiciones de hombres, no mandamientos de Dios.
Con este patrón de enseñanzas, seguro que habrá notado que Jesús ha sido otra vez seriamente rebajado. Siendo el Único Intercesor a la diestra del Padre, Jesús es arrojado entre la multitud de seres humanos fallecidos, y es relegado para ser uno entre muchos intercesores. ¿Por qué la Iglesia Católica continúa haciéndole esto al Señor Jesucristo?
Conclusión
Nuevamente tiene que afrontar importantes decisiones:
¿Continuará usted orando por los muertos, sabiendo que es una tradición de hombres y no un mandamiento de Dios?
¿Se aferrará usted a una doctrina que rebaja al Señor Jesucristo para que la tradición de la Iglesia sea exaltada?
¿Rechazará usted la Palabra de Dios, a sabiendas, para seguir tradiciones de hombres?
Usted deberá tomar estas decisiones. Mientras medita en estos aspectos, recuerde las palabras de Jesús:
“Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres”.  Mateo 15:9

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