La Biblia contiene una gran cantidad de información acerca del mundo natural que ha sido confirmada por investigaciones y observaciones científicas. Algunos de estos pasajes incluyen Levítico 17:11; Eclesiastés 1:6-7; Job 36:27-29, Salmo 102:25-27 y Colosenses 1:16-17. La historia bíblica del plan redentor de Dios para la humanidad se desenvuelve y entre tanto, comprobamos que muchos caracteres diferentes son eficazmente descritos. Al hacerlo así, la Biblia provee una gran cantidad de información acerca del comportamiento y las tendencias del ser humano. Nuestra experiencia cotidiana nos demuestra que esta información es más exacta y descriptiva de la condición humana que cualquier libro de texto de psicología. Muchos sucesos históricos registrados en la Biblia han sido confirmados por fuentes extra-bíblicas. De hecho, con frecuencia, la investigación histórica muestra grandes similitudes entre la información bíblica y la información extra-bíblica de los mismos eventos. En muchos casos, se ha reconocido que la Biblia es históricamente más precisa.
Sin embargo, la Biblia no es ni un libro de historia, ni un texto de psicología, o una publicación científica. La Biblia es la descripción que Dios nos da acerca de quién es Él, de lo que Él desea y cuáles son Sus planes para la humanidad. El componente más significativo de esta revelación es la historia de nuestra separación de Dios por el pecado, y la provisión de Dios para nuestra restauración y comunión con Él, a través del sacrificio de Su Hijo Jesucristo en la cruz. Nuestra necesidad de redención no cambia, como tampoco el deseo de Dios de reconciliarnos con Él Mismo.
La Biblia contiene una gran cantidad de información relevante y precisa. El mensaje más importante de la Biblia es la redención, que es universal y perpetuamente aplicable a la humanidad, aunque la Palabra de Dios jamás podrá ser anacrónica, suplantada, o corregida. Las culturas cambian, las leyes cambian, las generaciones van y vienen, pero la Palabra de Dios es tan relevante hoy como lo fue cuando fue escrita. No toda la Escritura se aplica necesaria y explícitamente a nosotros en la actualidad, pero sí todas las Escrituras contienen verdades que podemos y debemos aplicar a nuestras vidas de hoy.
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