En las décadas de los años 50 y 60, Audrey Hepburn, Natalie Wood y Deborah Kerr deleitaban a los espectadores con sus interpretaciones en los musicales de Hollywood. Gran parte del atractivo eran sus impresionantes cantos que realzaban sus actuaciones. Pero en realidad, era Marni Nixon quien doblaba las voces de estas actrices y, durante mucho tiempo, no tuvo ningún reconocimiento por su contribución.
En el cuerpo de Cristo, suele haber personas que apoyan a otras con un rol más público. El apóstol Pablo dependía de esto en su ministerio. La tarea de Tercio como escribiente, transfirió la poderosa voz de Pablo escrita (Romanos 16:22). Las oraciones de Epafras fueron esenciales para Pablo y la iglesia primitiva (Colosenses 4:12-13). Lidia abrió su hogar cuando el apóstol, cansado, necesitaba restauración (Hechos 16:15). El trabajo de Pablo no habría sido posible sin el apoyo de estos siervos de Cristo.
Aunque no siempre tengamos roles visibles, sabemos que a Dios le agrada que, en obediencia, desempeñemos nuestro papel. Cuando «trabajamos para el Señor con entusiasmo» (1 Corintios 15:58 NTV), encontramos valor y significado en nuestro servicio, ya que éste glorifica a Dios y atrae a otros a Él (Mateo 5:16).
Señor, ayúdame a hacer mi parte en la función que designaste para mí.
El secreto del verdadero servicio es ser fiel en el lugar donde Dios te colocó.
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