viernes, 21 de julio de 2017

¿Dios es tan bueno?

“Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su fidelidad por todas las generaciones.” (Salmo 100:5)
Hace mucho tiempo, en un reino distante vivía un rey que no creía en la bondad de Dios. Tenía, sin embargo, un súbdito que siempre le recordaba esa verdad, y en todas las situaciones decía:
roboam, Dios es bueno, bueno-¡Rey mío, no se desanime, porque todo lo que Dios hace es perfecto, Él nunca se equivoca!
Un día el rey salió a cazar con su súbdito, y una fiera de la jungla lo atacó. El súbdito consiguió matar al animal, pero no pudo evitar que su majestad perdiese el dedo meñique de la mano derecha. El rey, furioso por lo que había ocurrido y sin mostrar agradecimiento por los esfuerzos de su siervo por salvarle la vida, le preguntó:
-Y ahora, ¿qué me dices? ¿Dios es bueno? Si no hubiera sido atacado no hubiera perdido mi dedo.
El siervo respondió:
-Rey mío, a pesar de todo, solamente puedo decirle que Dios es bueno y que quizá perder un dedo sea para su bien; todo lo que Dios hace es perfecto, Él nunca se equivoca.
El rey, indignado con la respuesta del súbdito, mandó que fuese preso en la celda más oscura y más fétida del calabozo.
Después de algún tiempo, el rey salió nuevamente a cazar, y fue atacado esta vez por una tribu de indios que vivían en la selva. Estos indios eran temidos por todos, pues se sabía que hacían sacrificios humanos para sus dioses.
Inmediatamente después que capturaron al rey, comenzaron a preparar llenos de júbilo el ritual del sacrificio. Cuando ya tenían todo listo, y el rey estaba delante del altar, el sacerdote indígena, al examinar a la víctima, observó furioso:
¡Este hombre no puede ser sacrificado porque es defectuoso! Le falta un dedo. El rey, pues, fue liberado.
Al volver al palacio, muy alegre y aliviado, liberó a su súbdito y pidió que fuera a su presencia.
Al ver a su siervo, lo abrazó afectuosamente diciendo: Dios fue realmente bueno conmigo. Tú debes haberte enterado que escapé precisamente porque no tenía uno de mis dedos. Ahora tengo una gran deuda en mi corazón. Pero me queda una duda: si Dios es tan bueno, ¿por qué permitió que estuvieras preso, tú que tanto lo defendiste?
El siervo sonrió y dijo:
-Rey mío, si yo hubiera estado junto a usted en esa caza, seguramente habría sido sacrificado en su lugar, ya que no me falta ningún dedo. Por lo tanto, acuérdese siempre, que todo lo que Dios hace es perfecto, Él nunca se equivoca.
Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él. (Salmo 34:8)
Dios te cuidará siempre.

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