Tú
has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis
pensamientos. Salmo 139.2
El universo es
increíblemente grandioso. La luna gira a nuestro alrededor a casi 3.700
kilómetros por hora. La Tierra gira alrededor del sol a 106.000
kilómetros por hora. El sol es una de las 200.000 millones de
estrellas y billones de planetas que hay en nuestra galaxia, la cual es apenas una de
entre 100.000 millones en el espacio. ¡Asombroso!
En comparación, nuestra pequeña Tierra es apenas una piedrecita; y nuestra
vida, un grano de arena. Sin embargo, según la Escritura, el Dios de las
galaxias está pendiente de cada uno de nosotros, por microscópicos que
seamos. Nos vio antes de que existiéramos (Salmo 139:13-16); nos observa y
escucha lo que pensamos (versos 1-6).A veces, esto puede ser difícil de creer. Esta «piedrecita» tiene grandes problemas, como la guerra y el hambre, y podemos dudar del cuidado de Dios cuando sufrimos. Pero cuando el rey David escribió el Salmo 139, estaba en medio de una crisis (versos 19-20). Y cuando Jesús dijo que Dios cuenta nuestros cabellos (Mateo 10:30), se vivía una época de crucifixiones. Las palabras de la Biblia sobre el cuidado amoroso de Dios son verdades prácticas, no deseos de ingenuos.
Aquel que mantiene las galaxias girando nos conoce íntimamente. Eso puede ayudarnos a superar los peores momentos.
Padre, gracias por tu amor, tu cuidado y tu atención.
El
Dios del cosmos se interesa íntimamente por nosotros.
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