jueves, 8 de junio de 2017

La seductora mujer de la noche

Resultado de imagen de La seductora mujer de la noche«No desvíes hacia esa mujer tus pensamientos; no te pierdas por ir tras ella, porque a muchos los ha herido de muerte; ¡sus víctimas son numerosas!» (Proverbios 7: 25-26).
Un joven iba caminando por la calle al atardecer cuando, al girar la esquina, una mujer vestida como una prostituta salió a su encuentro. La mujer, descaradamente, abraza y besa al joven (ver Proverbios 7: 9-13). Proverbios 7 continúa describiendo cómo esta mujer seduce al pobre joven con «palabras melosas e insistentes» (verso 21). Lo tienta diciéndole que su cama está cubierta con los mejores linos de Egipto y sus sábanas perfumadas con mirra, áloe y canela —aparentemente eran las armas de seducción de aquellos tiempos—.

Su esposo está ausente y no regresará hasta la luna llena. Ella lo invita a beber de la copa profunda del amor hasta el amanecer y, «como un buey rumbo al matadero» (verso 22), el joven sigue su juego. Salomón les suplica a sus propios hijos, a quienes está escribiendo, que no sean víctimas de este tipo de mujer, pues ha herido de muerte a muchos hombres poderosos y el camino a su casa es «el camino de la muerte» (versos 26, 27).

Palabras duras, pero es que las consecuencias del adulterio son duras. ¿Cuántos han pensado jugar a este juego simplemente por un tiempo, y acabaron perdiendo su matrimonio, su familia, su carrera y todo por lo que habían luchado en la vida? El adulterio no es un juego, un simple desliz te puede mandar a la tumba.

A esta edad, la tuya, tal vez pienses que aún no es hora de preocuparse por el adulterio, ya que ni siquiera estás casado todavía, ¡pero te equivocas!
Las decisiones que tomes ahora son las que te convertirán en la persona que vas a ser. Si cedes a la tentación hoy, probablemente también lo harás en el futuro cuando las oportunidades sean mayores. Cada decisión que tomes ahora, por pequeña que te parezca, te conducirá hacia una ruta. Pide al Señor que te dé sabiduría y fuerza para ver la tentación cuando esté a la vuelta de la esquina, y en lugar de seguirla, dale la espalda y gira en otra dirección.

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