sábado, 13 de mayo de 2017

¿Quién es el mayor?

(Los discípulos preguntaron a Jesús:) ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Mateo 18:1-3
Inline image 1Esta pregunta se repite continuamente. ¿Quién es el más fuerte en el patio de la escuela? ¿Quién es el primero de la clase? ¿Quién ganó la carrera? ¿Quién tiene el mejor salario? Y la lista podría continuar.
Cuando los discípulos le hicieron esta pregunta, Jesús llamó a un niño y lo puso en medio de ellos. Les mostró que los que quisieran entrar en el reino de los cielos tenían que convertirse y volverse como niños. Así debemos recibir el Evangelio, con humildad, renunciando a nuestra propia inteligencia y a toda pretensión. ¡Somos salvos únicamente por la fe!
Luego Jesús respondió a la pregunta: “Cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos” (verso 4). Así que, entre los creyentes, somos grandes en la medida en que nos humillemos. Somos grandes cuando nos ponemos a disposición de los demás. La verdadera grandeza está ligada al amor, que se complace en servir y darse a los demás.
Dios detesta el orgullo. La soberbia y la arrogancia… aborrezco”, dice el Señor (Proverbios 8:13). “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” (Santiago 4:6). Si tenemos una alta opinión de nosotros, Dios tendrá que enseñarnos a ser humildes. Pensemos en la humillación voluntaria de nuestro Señor. Él es nuestra verdadera vida, nuestro tema de gloria (Gálatas 6:14). Nuestra riqueza es su amor, su fidelidad. Pensando en Él, en sus intereses, nos olvidamos de nosotros y podemos reflejar algunos rasgos de su belleza moral.

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