sábado, 13 de mayo de 2017

Guardó todos los mandamientos

«Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor». Juan 15: 10, BA

Cristo representó ante los hombres y los ángeles el carácter del Dios del cielo. Demostró que cuando la humanidad depende enteramente de Dios, los hombres pueden guardar sus mandamientos y vivir, y su ley será como la niña de sus ojos.
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El ejemplo de Cristo reviste autoridad para cada hijo e hija de Adán. Él manifestó la ley de Dios en su vida, dando a los seres humanos un ejemplo de lo que pueden lograr en su favor obedeciendo todos los mandamientos divinos. Jesús es nuestro ejemplo, y por eso, de todo el que esté dotado de facultades de raciocinio se requiere que siga en sus pisadas; porque su vida es un modelo perfecto para toda la humanidad. Cristo es la norma completa de carácter que todos pueden alcanzar si participan de la naturaleza divina. «En Cristo, ustedes están completos» (Colosenses 2: 10, PDT).
¿Cómo anduvo el Redentor del mundo? No únicamente complaciéndose a sí mismo, sino glorificando a su Padre al realizar las obras de Dios y elevar a los seres humanos caídos que habían sido hechos a imagen de su Creador. Por precepto y ejemplo enseñó el camino de la justicia, manifestando el carácter de Dios y dando al mundo una norma perfecta de excelencia moral en la humanidad.
Los dos grandes mandamientos de la ley deben regular la conducta de todos los seres humanos. Esta fue la lección que Jesús enseñó por precepto y ejemplo. Dijo a la gente: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.” Éste es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” (Mateo 22: 37-39). El Señor Dios del cielo requiere de las seres humanos amor y culto supremos.

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