viernes, 5 de mayo de 2017

El futuro está en lo nuevo

Hace diez años nuestra iglesia en Naperville, cerca de Chicago, por primera vez en su historia, comenzó a reunir un segundo grupo en otro sitio. Desde entonces hemos crecido de setecientas personas congregadas en un solo lugar, a cinco mil en nueve puntos de reunión.
Y hace cinco años comenzamos una nueva iglesia; así comenzó lo que luego llamaríamos «Red Cosas Nuevas». Esta red ha crecido de dos mil quinientas personas reunidas en un lugar, a doce mil, diseminadas en veintiún lugares diferentes. Presumiblemente, en los próximos tres años lograremos crear unos cien puntos de reunión e iglesias, con una asistencia combinada de treinta mil asistentes. ¿Cómo es posible esto? Por medio de la reproducción de nuevos grupos e iglesias.
Lo que ha sucedido en la última década me ha convencido de que el futuro se halla en lo nuevo. Nuestra esperanza en el proceso de cumplir la misión de Jesús se encuentra en crear nuevos grupos, nuevas iglesias, establecer la misión en nuevas localidades, inclusive crear nuevas redes. ¿Qué clase de nuevos grupos? Cualquiera que anime a los creyentes en Cristo a trabajar juntos para adelantar la misión que Él nos encomendó. No es importante si los grupos usan vídeos para la enseñanza o si ésta se aplica de forma interpersonal; si son «arquetipos» o «misionales», o directamente «arque-misionales», siempre y cuando sean nuevas iglesias llenas de gente que aman a Dios y a su mundo. El futuro de la iglesia y la esperanza de cumplir la misión de Jesús se encuentra en lo nuevo.
Investigaciones recientes lo confirman. David Olson, director de un proyecto de investigación sobre la iglesia estadounidense, investigó en más de doscientas iglesias locales, y descubrió que las congregaciones más viejas decrecían. Las iniciadas entre 1970 y 1989 permanecían estables o su crecimiento era mínimo, mientras que las congregaciones surgidas a partir de 1990 crecían un dos por ciento; y las comenzadas después de 1999 contaban con un notorio nueve por ciento de crecimiento. Si la misión de Jesús es expandir e incluir a toda la gente en la obra redentora de Dios, es obvio que nuestro mejor futuro está en lo que es nuevo.

La investigación de Olson reveló también otros descubrimientos:
  • En los primeros diez años de vida, una congregación crece o debe crecer, por lo general, veintitrés veces más rápido que aquellas que se fundaron hace más de diez años.
  • Las iglesias nuevas tienen tres o cuatro veces más conversiones que las establecidas hace más de diez años.
  • El desarrollo de nuevos grupos reunidos en otros lugares es un común denominador en nueve de las diez iglesias que más crecen en Estados Unidos.
El factor fundamental en todo esto es que las iglesias nuevas tienen, como cualquier organismo vivo, toda una vida por delante. Cuando las iglesias ya han vivido toda una vida, comienza el proceso de muerte. De ahí que, la visión de cada congregación debiera ser el legado y no la longevidad. Y la mejor forma de dejar un legado es invertir en lo nuevo.
Déjenme, añadió Olson, sugerir formas en que una iglesia podría invertir en lo nuevo:
  • Desarrollo de nuevos grupos en otros sitios. Casi cualquier iglesia, de cualquier tamaño, puede comenzar un nuevo grupo. Piense en qué recursos el grupo más experimentado podría «prestar» o invertir en el nuevo emprendimiento.
  • Desarrollo de nuevos líderes. Como nunca antes, los jóvenes están deseosos de comenzar nuevos grupos en otros lugares de reunión. ¡Anímenlos!
Más que cualquier otra cosa, lo que es de desear es que la misión de Jesús sea completada. Si usted está interesado en el futuro de la iglesia y en ver el mandato de Jesús cumplido, entonces ¡enfóquese en lo nuevo!

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