sábado, 27 de mayo de 2017

Dobles

Por tanto, nosotros todos, mirando con el rostro descubierto y reflejando como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en su misma imagen, por la acción del Espíritu del Señor. 2 Corintios 3:18
Dicen que todos tenemos un doble. Algunos los llaman dobles andantes. Son personas que se parecen mucho a nosotros aunque no tienen ninguna conexión de sangre.
El mío es una estrella de la música. Cuando fui a uno de sus recitales, muchos de los fanáticos me confundieron con él durante el intermedio. Lamentablemente, no soy ningún James Taylor a la hora de cantar y tocar la guitarra. El parecido es solo físico.
¿A quién te pareces? Mientras lo consideras, reflexiona en 2 Corintios 3:18, donde Pablo nos dice que «somos transformados […] en la misma imagen […] del Señor». Al buscar honrar a Jesús con nuestra vida, uno de nuestros objetivos es adoptar su imagen. Por supuesto, esto no significa que tengamos que dejarnos crecer la barba y usar sandalias… En cambio, el Espíritu Santo nos ayuda a mostrar rasgos de Cristo; por ejemplo, su actitud (humildad), su carácter (amor) y su compasión (acompañar a los que están caídos y solos); debemos parecernos a Jesús e imitarlo.
Mientras miramos «a cara descubierta […] la gloria del Señor» al fijar los ojos en Jesús, podemos parecernos cada vez más a Él. ¡Qué maravilloso sería si los demás pudieran observarnos y decir: ¡Veo a Jesús en ti!


Señor, transfórmanos a tu imagen. Que los demás puedan verte en nosotros.
El amor es el rasgo que debería distinguir a los seguidores de Cristo.

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