“Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David” (Mateo 1:1). ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?” (Mateo 2:2). “He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros” (Mateo 1:23). Jesús es Rey y Dios.
“Escribió también Pilato un titulo, que puso sobe la cruz, el cual decía: Jesús Nazareno, rey de los judíos” (Juan 19:21).
“Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios” (Juan 19:7). Jesús es rechazado como Rey y Dios.
Los magos preguntan por el “rey de los judíos” (Mateo 2:2) y Pilato pregunta a Jesús: “¿Eres tú el Rey de los judíos?” (Juan 18:33). “Y los soldados entretejieron una corona de espinas, y la pusieron sobre su cabeza, y le vistieron con manto de púrpura; y le decían: ¡Salve, Rey de los judíos!” (Juan 19:2, 3). Y sobre su cruz escriben la causa de su condenación: “Jesús nazareno, Rey de los judíos” (Juan 19:19).
Cuando los principales sacerdotes y los alguaciles dijeron a Pilato que Jesús pretendía ser el Hijo de Dios, Pilato tuvo miedo y preguntó a Jesús: “¿De dónde eres tú?”(Juan 19:9). ¿Tienes un origen divino? La respuesta a esta pregunta en el contexto sería: “He venido del cielo”, pero Jesús no quiso contestar. “No le dio respuesta”. Pilato hizo la pregunta porque tuvo miedo de que pudiese ser así.
Los judíos crucifican a Jesús por pretender ser el Hijo de Dios, o sea, Dios, y los romanos le crucifican porque pretende ser Rey. La religión y la política se ponen de acuerdo para deshacerse de Él, cada una por el motivo que le atañe.
Pilato llevó fuera a Jesús, y se sentó como tribunal… “Entonces dijo a los judíos: ¡He aquí vuestro Rey! Pero ellos gritaron: ¡Fuera, fuera, crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que César” (Juan 19:13-15). La afirmación es rotunda. Históricamente los judíos siempre habían reconocido a Dios como su Rey. Ahora niegan a Jesús y a Dios; no tienen más rey que César. Negando a Jesús, uno niega a Dios. En ese instante Israel es declarado por las autoridades religiosas un estado laico, sin tener a Dios por Rey.
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