
La meta que tenemos es trabajar fuertemente por alcanzar aquello que Dios ha sembrado en nuestras vidas, que es finalmente nuestro propósito existencial. Mas hay muchas distracciones que nos pueden impedir que avancemos, pero si tenemos dominio propio y la mente enfocada en nuestro propósito, lo vamos a lograr.
Cuando no avanzamos hacia lo que debemos hacer, se acaba la pasión, la vida carece de sentido, es como si se apagara el fuego del espíritu en nuestro interior, y así se deja de ser trascendente para convertirse en una persona infeliz y mediocre.
Aprovechemos el tiempo, seamos sabios y entendidos para no estancarnos.
Tú tienes todo, Dios ya puso la semilla, también te ha mostrado en sueños lo que puedes lograr, la pregunta que surge es ¿Qué vas a hacer?
Pues empieza a caminar, recuerda que lo pequeño tiene la capacidad de hacerse grande en las manos de Dios.
Deja la comodidad, la inactividad y comienza dando el primer paso poniendo toda tu confianza en Jesús. Recuerda que “todo lo puedes en Cristo que te fortalece”.
“Señor, quiero soñar y avanzar hasta el día en que me llames a tu presencia. Quiero ser útil y cumplir el propósito de mi existencia, aquel que has puesto en mí desde antes que yo naciera. Te pido que me des más revelaciones y que me fortalezcas para avanzar, lo creo y declaro en el nombre de Jesús, Amen”.
“Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil”. Isaías 40:29 (NVI)
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