martes, 14 de marzo de 2017

Lo Que Dios Puede Hacer Con Nosotros

«Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos». Hechos 2: 47
Resultado de imagen de Lo Que Dios Puede Hacer Con NosotrosEn los apóstoles que nuestro Señor escogió no había nada digno de admirar. Era evidente que el éxito de sus labores se debía únicamente a Dios. La vida de estos hombres, el carácter que adquirieron y la poderosa obra que Dios realizó en y mediante ellos, atestiguan lo que Él hará en aquellos que reciban sus enseñanzas y sean obedientes.
Cuanto más amemos a Cristo mayores bienes haremos. Si ponemos el yo a un lado, dejamos obrar al Espíritu Santo en nuestros corazones y vivimos una vida completamente consagrada a Dios, nuestra utilidad no conocerá límites. Dios está dispuesto a instruirnos día tras día, hora tras hora, con tal de que estemos dispuestos a soportar la disciplina necesaria, sin quejarnos ni desmayar por el camino. Él anhela revelar su gracia, y si estamos dispuestos a remover los obstáculos, Él derramará las aguas de salvación en raudales abundantes mediante los conductos humanos. Si motiváramos a los humildes a hacer todo el bien que pueden hacer, y nadie los estorbara, habría cien personas trabajando para Cristo donde hay actualmente una sola.
Dios nos acepta tal como somos, y nos educa para su servicio si estamos dispuestos a entregarnos a Él. Cuando recibimos el Espíritu de Dios en el alma, revitaliza todas nuestras facultades. Bajo la dirección del Espíritu Santo, la mente consagrada sin reserva a Dios, se desarrolla de forma equilibrada y se fortalece para comprender y cumplir los requisitos de Dios. El carácter débil y vacilante se transforma en un carácter fuerte y firme. La devoción continua establece una relación tan íntima entre Jesús y su discípulo, que el cristiano llega a ser semejante a Cristo en mente y carácter. Mediante su relación con Cristo, tendrá objetivos más amplios y elevados. Su discernimiento será más agudo y su juicio más equilibrado. El que anhela servir a Cristo queda tan revitalizado, que puede llevar mucho fruto para gloria de Dios.
Hombres y mujeres de la más alta educación en las artes y las ciencias han aprendido preciosas lecciones de los cristianos de vida humilde, a quienes el mundo llamaba ignorantes. Pero estos discípulos habían obtenido su educación en la más prestigiosa de todas las escuelas: se habían sentado a los pies de Aquel que habló como «jamás hombre alguno ha hablado como este hombre» (Juan 7: 46).

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