miércoles, 29 de marzo de 2017

Controlando los pensamientos negativos

¡Qué astuto es el enemigo!, porque se necesita mucha astucia para hacernos creer tantas cosas que no son ciertas.
Hay algo que debemos tener muy claro, y es que todos pecamos, y que cada día nuestra naturaleza pecaminosa nos orienta hacia el pecado. La diferencia desde el día que le entregamos nuestra vida a Cristo, es que ya no vivimos para satisfacer nuestros deseos carnales de pecado, sino para negarnos a nosotros mismos y vivir para Dios.
pensandoTeniendo en cuenta esto, y que todos somos fácilmente seducidos por el pecado, debemos tener cuidado cuando nos detenemos y escuchamos la voz del enemigo de nuestras almas, quien es un experto en acusarnos y culparnos de cada cosa por mínima que parezca.
Es muy común saber de personas que no pueden alcanzar la felicidad, ni siquiera estando en los caminos de Dios, porque el enemigo los hace sentir culpables de tener deseos pecaminosos en su mente.
Pensamientos negativos todos tenemos, incluso muchos los tenemos diariamente, pero la Biblia nos da las claves para vencer esta situación. Dios no nos va a juzgar por pensar mal, es parte de nuestra naturaleza pecaminosa, por eso el Apóstol Pablo nos da un consejo para ayudarnos a revertir esta situación: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” Filipenses 4:8 (Reina-Valera 1960).
¿Qué pensamientos son los que están debilitando tu vida espiritual? ¿Qué es lo que el enemigo usa para hacerte sentir culpable y no perdonado?
El enemigo es muy astuto y buscará cualquier situación, por mínima o insignificante que parezca, para acusarte, para hacerte sentir inmerecedor de Dios, para hacerte sentir sucio, hipócrita, y en ocasiones hasta introducirá en tu mente el pensamiento de que Dios ya está cansado de ti. Sin embargo, nada de eso es cierto, Dios nunca se cansa de nosotros; al contrario, renueva cada día su misericordia sobre nuestras vidas, extiende sus brazos para que vayamos a Él y podamos vencer cualquier situación, pues Él ha prometido estar con nosotros cada día de nuestra vida.
La Biblia es clara, muy patente, en decirnos que el mal solamente lo podemos vencer con el bien: “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.” Romanos 12:21 (Reina-Valera 1960). En pocas palabras, lo malo querrá vencernos diariamente, pero podemos vencerlo a través del bien.
Hoy podemos comenzar a vencer esos pensamientos negativos. ¿Cómo?, pues primero, empapándonos de Dios, buscándolo en oración todos los días para que nuestra vida y nuestra mente se llene de Él; segundo, leyendo diariamente su Palabra para que reproduzca en nuestra mente esos versos que tanto nos ayudan espiritualmente, y tercero, concienciándonos de que el único que realmente puede acusarnos es Dios y su tarea no es acusar, sino perdonar y restaurar.
Es hora de que nos demos cuenta de que esos pensamientos negativos que están constantemente atacándonos y haciéndonos sentir mal no provienen de Dios, y toda voz que no provenga de Dios no tenemos por qué creerla, no tiene por qué afectarnos, no tiene por qué desanimarnos.
Es hora que seamos inteligentes en detectar qué voces estamos escuchando, y si esas voces nos animan o nos desaniman. Si sucede esto último, NO SON DE DIOS, por lo que estamos perdiendo el tiempo en escucharlas. En su lugar, busquemos de Dios y tomemos como nuestra cada palabra escrita en la Biblia, que lejos de desanimarnos, nos anima a vivir una vida santa y digna para Dios.
En el camino vamos a fallar, en ocasiones tropezaremos muy fuerte, sin embargo Dios jamás nos acusará, nunca nos menospreciará o nos hará sentir inservibles; al contrario, Él siempre nos perdonará, nos dará valor y restaurará nuestra vida porque nos ama con un amor perfecto y eterno.
Tú no eres poca cosa, eres muy valioso/a para Dios, no tienes por qué seguir creyendo las mentiras del enemigo; en su lugar cree sin dudar las verdades de Dios que se encuentran en su Palabra, y así comprenderás que lejos de acusarte o desecharte, Él quiere perdonarte y restaurarte.
¡Cree a Dios y no a las voces negativas del enemigo!

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