Como el padre se compadece de los hijos, se compadece el Señor de los que lo temen (Salmo 103;13).
Era evidente que los padres estaban cansados de llevar a sus dos hijitos hiperactivos a través de aeropuertos y aviones. Y, ahora, el último vuelo tenía demora. Mientras observaba a los muchachitos que corrían por el área de embarque llena de gente, me preguntaba cómo iban a hacer papá y mamá para mantenerlos quietos durante el vuelo de media hora hasta nuestro destino. Cuando embarcamos, noté que el padre y uno de los hijos estaban sentados detrás de mí. Después, escuché que el padre, agotado, le decía al niño: «¿No quieres que te lea uno de los libros de cuentos?». Entonces, durante todo el viaje, este papá amoroso le leyó con dulzura y paciencia a su hijo, y, así, lo mantuvo tranquilo y concentrado.
En uno de sus salmos, David declara: «Como el padre se compadece de los hijos, se compadece el Señor de los que lo temen» (Salmo 103:13). El verbo "se compadece" significa mostrar amor y compasión. Esta expresión nos brinda un cuadro de la profundidad con que nuestro Padre celestial ama a sus hijos, y nos recuerda el maravilloso regalo que significa poder mirar a Dios y exclamar: «Abba, Padre» (Romanos 8:15).
Cuando estés inquieto en medio de las circunstancias de la vida, el Señor anhela volver a alentarte con la historia de su amor por ti.
El gran amor de Dios hacia sus hijos es uno de sus mayores regalos.
Era evidente que los padres estaban cansados de llevar a sus dos hijitos hiperactivos a través de aeropuertos y aviones. Y, ahora, el último vuelo tenía demora. Mientras observaba a los muchachitos que corrían por el área de embarque llena de gente, me preguntaba cómo iban a hacer papá y mamá para mantenerlos quietos durante el vuelo de media hora hasta nuestro destino. Cuando embarcamos, noté que el padre y uno de los hijos estaban sentados detrás de mí. Después, escuché que el padre, agotado, le decía al niño: «¿No quieres que te lea uno de los libros de cuentos?». Entonces, durante todo el viaje, este papá amoroso le leyó con dulzura y paciencia a su hijo, y, así, lo mantuvo tranquilo y concentrado.
En uno de sus salmos, David declara: «Como el padre se compadece de los hijos, se compadece el Señor de los que lo temen» (Salmo 103:13). El verbo "se compadece" significa mostrar amor y compasión. Esta expresión nos brinda un cuadro de la profundidad con que nuestro Padre celestial ama a sus hijos, y nos recuerda el maravilloso regalo que significa poder mirar a Dios y exclamar: «Abba, Padre» (Romanos 8:15).
Cuando estés inquieto en medio de las circunstancias de la vida, el Señor anhela volver a alentarte con la historia de su amor por ti.
El gran amor de Dios hacia sus hijos es uno de sus mayores regalos.
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