La Biblia dice en Mateo 25:3-4, “Las insensatas tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; pero las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas”.
Muchos admiraron el automóvil deportivo último modelo, mientras transitaba por la autopista. El conductor, con toda seguridad lo sabía, y orgulloso, lo conducía creyendo ser la envidia de los demás,... hasta que se le terminó el combustible. El vehículo podía tener todas las características propias de un coche de última generación, pero sin combustible no servía para nada, era un montón de hierros que había que trasladar con una grúa.Lo mismo sucede con aquellas que no se preocupan de tener suficiente aceite en sus lámparas para que estén siempre encendidas. El aceite es la presencia constante del Espíritu Santo en cada uno, y permite que un hombre o una mujer, llenos de ese aceite, sean instrumentos eficaces y eficientes en la obra del Señor. No vale de nada verse muy bello ante los demás, si interiormente no hay el combustible que lo pueda llevar hacia donde quiera Dios. A eso Jesús lo llamó insensatez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario