miércoles, 21 de diciembre de 2016

La generación de Jesús: A lugares solitarios

«Jesús, por su parte, solía retirarse a lugares solitarios para orar». Lucas 5: 16, NVI
Resultado de imagen de lugares solitarios de jesus en oraciónDallas Willard, investigador, traductor y filósofo estadounidense, habla de experimentos realizados con ratones y anfetamina (sustancia que induce un mayor estado de alerta o vigilia). Cuando se mantiene aislado a solo a un ratón, hace falta veinte veces más cantidad de anfetamina para matarlo que cuando está en grupo. De hecho, los investigadores descubrieron que si ponían a un ratón que no hubiera consumido anfetamina, en medio de un grupo ya sometido a la sustancia, ese pobre ratón libre de la sustancia moría en menos de diez minutos. Tan enérgico y "contagioso" era el errático comportamiento del grupo de ratones drogados, que el ratón sano empezaba a imitar la frenética disfunción de sus congéneres y acababa cayendo muerto, al tratar simplemente de seguirles el ritmo. ¿Qué quiere decir Willard? «Nuestra conformidad con el patrón social es apenas más o menos notable que la de los ratones, e igual de letal». Y ahí está la lección que denota la generación de Jesús. La hipnótica atracción del patrón social de esta cultura, únicamente puede ser rota si nos apartamos de ella, tal como hacía Jesús.
¿Por qué Jesús se retiraba a lugares solitarios a orar? «Ninguna vida estuvo tan llena de trabajo y responsabilidad como la de Jesús, y, sin embargo, muy a menudo se le encontraba en oración, era constante su comunión con Dios. En una vida completamente dedicada al beneficio ajeno, el Salvador hallaba necesario retirarse de los caminos muy transitados y de las muchedumbres que le seguían día tras día. Debía apartarse de una vida de incesante actividad y contacto con las necesidades humanas, para buscar retraimiento y comunión directa con su Padre. Como uno de nosotros, copartícipe de nuestras necesidades y debilidades, dependía enteramente de Dios, y en un lugar secreto de oración buscaba la fuerza divina, a fin de salir fortalecido para hacer frente a los deberes y pruebas. Por medio de la comunión continua, recibía vida de Dios a fin de impartirla al mundo. Su experiencia ha de ser la nuestra».
Para una generación que ora deseando cruzar al otro lado, no hace falta ser un genio para sugerir que, en el estado actual de la civilización de la tierra, esa hora final será como en el caso de los ratones drogados con anfetamina. Por lo tanto, es absolutamente imprescindible que mantengamos y protejamos nuestra soledad cotidiana con Jesús pase lo que pase. El enemigo de todos nosotros sabe que, si puede atraernos a la conformidad con los patrones sociales y la cultura caída de esta sociedad, el frenesí absoluto de intentar imitarlos nos destruirá. Por el bien de su alma y de su misión, nuestro Maestro y Ejemplo se apartaba a menudo a lugares desiertos para orar. Por el bien de nuestra alma y de nuestra misión, ¿podemos permitirnos el lujo de obrar de forma distinta?

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