Pero el ángel les dijo:
-No temáis, porque yo os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. (Lucas
2:10-11).
Cuando Janet fue a enseñar inglés en una escuela de otro país, se encontró con un ambiente oscuro y deprimente. Todos hacían su
trabajo, pero nadie parecía feliz. No se ayudaban ni alentaban unos a otros.
Pero Janet, agradecida por todo lo que Dios había hecho por ella, lo demostraba
en todo lo que hacía: sonreía, era amigable, ayudaba a los demás, y tarareaba
himnos y coros.
Poco a poco, la atmósfera de la escuela cambió. Uno
tras otro, todos empezaron a sonreír y a ayudarse. Entonces, durante una visita, el
supervisor preguntó por qué había cambiado la escuela, y el director, aunque no
era creyente, respondió: «Jesús trae gozo». Janet rebosaba de gozo del Señor y
lo esparcía a quienes la rodeaban.
El Evangelio de Lucas relata que Dios envió a un ángel para anunciarles a unos pastores un nacimiento extraordinario. Su sorprendente declaración fue que el niño recién nacido traería «gran gozo para todo el pueblo» (Lucas 2:10). Y así fue.
El Evangelio de Lucas relata que Dios envió a un ángel para anunciarles a unos pastores un nacimiento extraordinario. Su sorprendente declaración fue que el niño recién nacido traería «gran gozo para todo el pueblo» (Lucas 2:10). Y así fue.
Este mensaje se ha difundido a través de los siglos,
y ahora, nosotros somos los mensajeros de gozo que Cristo ha enviado al mundo.
Por el Espíritu Santo que mora en nosotros, seguimos distribuyendo el gozo del
Señor, siguiendo su ejemplo y sirviendo a otros.
Señor,
ayúdame a distribuir el gozo de Jesús entre quienes me rodean.
Lleva contigo todos los días el gozo de la Navidad.
Lleva contigo todos los días el gozo de la Navidad.
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