martes, 13 de diciembre de 2016

¿Cómo puedo ser lleno del Espíritu Santo?

Un verso clave que trata sobre la llenura del Espíritu Santo en nuestra era es Juan 14:16, en el que Jesús promete que el Espíritu morará dentro de los creyentes y que Su residencia es permanente. Es importante distinguir entre la morada y la llenura del Espíritu. La morada permanente del Espíritu no es solo para algunos pocos creyentes, sino para todos ellos. Hay un buen número de referencias en las Escrituras que apoyan esta conclusión. 

Primero; El Espíritu Santo es un regalo para todos los creyentes en Jesucristo sin excepción, y no existen condiciones para tenerlo salvo la fe en Jesucristo (Juan 7:37-39). 

Segundo; el Espíritu Santo es otorgado en la salvación. Efesios 1:13 indica que el Espíritu Santo es dado en el momento de la salvación. Gálatas 3:2 también enfatiza esta misma verdad, diciendo que el sello y la residencia del Espíritu en el creyente, tuvieron lugar en el momento de creer. 
Resultado de imagen de ¿Cómo puedo ser lleno del Espíritu Santo?
Tercero; el Espíritu Santo mora en los creyentes permanentemente. El Espíritu Santo es dado a los creyentes como un “primer depósito” del pago total, o una “garantía” de su futura glorificación en Cristo (2 Corintios 1:22Efesios 4:30).

Ahora bien, esto contrasta con la orden de la llenura del Espíritu que encontramos en Efesios 5:18. Debemos estar tan totalmente entregados al Espíritu Santo, que Él pueda poseernos por completo, y en este sentido, ser llenos de Él. Romanos 8:9 y Efesios 1:13-14 afirman que el Espíritu Santo mora dentro de cada creyente, pero que también puede ser contristado (Efesios 4:30) y Su actividad dentro de nosotros puede ser apagada (1 Tesalonicenses 5:19). Cuando permitimos que esto suceda, no podemos experimentar la llenura del Espíritu Santo fortaleciendo y trabajando en y a través de nosotros. Ser lleno con el Espíritu implica darle a Él la libertad de ocupar cada parte de nuestra vida, guiándonos y controlándonos. Entonces Su poder puede ser ejercido a través de nosotros, para que lo que hagamos sea un fruto para Dios. La llenura del Espíritu no se aplica solamente a hechos externos; también se aplica a los pensamientos más íntimos y los motivos de nuestros actos. El Salmo 19:14 dice, “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh, Jehová, roca mía, y redentor mío.”

El pecado es lo que nos separa de la llenura del Espíritu Santo, mientras que la obediencia a Dios es lo que mantiene Su llenura. Aunque nuestra meta debe ser el ser llenos como se nos ordena en Efesios 5:18, no es el orar por ello lo que nos llena del Espíritu Santo. Es solo nuestra obediencia a los mandatos de Dios lo que permite la libertad del Espíritu para trabajar dentro de nosotros. Debido a nuestra naturaleza pecaminosa, es imposible para nosotros permanecer llenos del Espíritu todo el tiempo. Por esto, debemos tratar inmediatamente con el pecado que surja en nuestras vidas, y renovar nuestro compromiso de ser llenos y guiados por el Espíritu Santo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario