"Orar" es la acción de hablar con Dios para alabarlo, agradecerle, pedirle, rogar o clamar, en la cual se expresan los sentimientos a Dios sobre los asuntos más importantes para cada creyente.
Ahora bien, Dios quiere que nos relacionemos con Él, no que tengamos repeticiones de frases sin valor.
Por eso la oración es la manera correcta de comunicarnos con Dios.
La oración también está relacionada con la actitud, porque al fin y al cabo es la comunicación entre el creado (ser humano) y el creador (Dios), entre el que tiene limitaciones (ser humano) y el omnipotente e infinito (Dios); así, al comprender esto, la actitud resulta fundamental, puesto que nos estamos comunicando con el ser más grande, más importante, poderoso, infinito y maravilloso que existe.
La oración con Dios es un altísimo privilegio, así como emocionante y poderoso, que es un regalo dado a los hijos de Dios.
Si meditamos un poco en todo esto, nos resulta sorprendente que exista la posibilidad de que nosotros, siendo personas pecadoras, limitadas e imperfectas, tengamos un canal de comunicación con un ser tan grande, excelso y santo; pero Dios, siendo un Ser misericordioso y lleno de buena voluntad para el ser humano, fue, Él mismo, quien ha tomado la iniciativa y nos ha invitado para que nos acerquemos a Él, y que le demos a conocer nuestras peticiones a través de la oración.
¡Cuán grande y maravilloso es nuestro Dios!
“Señor, gracias por darnos este regalo de la oración, gracias por tenernos en cuenta. Hoy solo quiero agradecer por mi vida y la de mi familia, por el trabajo, la provisión, el amor, los amigos y por todas las bendiciones que recibimos de ti, lo declaro en el nombre de Jesús, amén”.
“Sepan que el Señor honra al que le es fiel; el Señor me escucha cuando lo llamo”. Salmos 4:3 (NVI).
No hay comentarios:
Publicar un comentario