Yo soy el
buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Juan
10:11
Me encantan las aves. Por eso, compré seis pájaros
enjaulados y los llevé a casa para nuestra hija, quien empezó a cuidarlos todos
los días. Pasado un tiempo, uno se enfermó y murió, y nos preguntamos si vivirían mejor
fuera de la jaula. Entonces, liberamos a los cinco sobrevivientes y vimos cómo
se iban volando felices.
Mi hija comentó: «Papá, ¿te diste cuenta de que la
muerte de un pájaro hizo que liberáramos al resto?»
Esto es lo que hizo el Señor Jesús por nosotros. Así
como el pecado de un hombre, Adán, trajo la condenación al mundo, el Varón
justo, Jesús, trae salvación a quienes creen en Él (Romanos 5:12,19). Jesús
declaró: «Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas» (Juan
10:11).
Juan lo hace más práctico al señalar que, como
Cristo «puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas
por los hermanos» (1 Juan 3:16). Esto no habla de morir físicamente, sino de
seguir el ejemplo de amor sacrificial de Jesús. Por ejemplo, podríamos decidir
privarnos de cosas materiales para compartirlas con otros (verso 17), o dedicar
tiempo para estar con alguien que necesita consuelo y compañía. ¿Por quién debes
sacrificarte hoy?
¿Cómo se
han sacrificado otros por ti?
El sacrificio
supremo de Cristo por nosotros nos motiva a sacrificarnos por los
demás.
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