miércoles, 12 de octubre de 2016

Aferrarse a la cruz

No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante. Filipenses 3;12-13
En 1856, Charles Spurgeon, el gran predicador londinense, fundó un seminario de capacitación para el servicio cristiano, y ya en 1923, se le cambió el nombre Universidad del Pastor por Universidad Spurgeon. En la actualidad, el escudo de la institución contiene una mano que toma una cruz y las palabras latinas Et Teneo, Et Teneo: "Me tomo y soy tomado". En su autobiografía, Spurgeon escribió: "Este es el lema de nuestra escuela. Nos (…) tomamos de la cruz de Cristo con una mano enérgica (…) porque esa cruz nos toma (coge) firmemente con su poder de atracción. Nuestro deseo es que todo ser humano se aferre a la Verdad y sea asido por ella; en especial, la verdad del Cristo crucificado".
En su carta a los filipenses, Pablo declaró que esta verdad era el fundamento de su vida: «No que lo haya alcanzado ya […]; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús» (Filipenses 3:12). Como seguidores de Cristo, transmitimos el mensaje de la cruz a otros mientras Jesús nos sostiene firmemente con su gracia y poder. «Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí» (Gálatas 2:20).
Nuestro Señor nos toma con su mano de amor todos los días… y nosotros extendemos su mensaje de amor a los demás.

Señor, me aferro hoy a tu cruz. Toma mi mano.
Nosotros nos aferramos a la cruz de Cristo y ella nos sostiene.

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