… todo es
tuyo. 1 Crónicas 29;14

De repente, mi amor por mi madre fue prioritario ante mis planes de futuro. Las palabras de Elisabeth Elliot en su libro "Pasión y pureza" cobraron para mí un nuevo significado: "Si nos aferramos a algo
que hayamos recibido, sin la disposición de renunciar a eso cuando llegue el
momento, o de que el Dador lo utilice como Él quiera, impedimos que el alma
crezca". Es fácil cometer un error aquí, pensando: “Si Dios me lo dio, es mío y
puedo hacer lo que quiera con eso”. No. La verdad es que nuestra parte es dar
gracias a Dios y, también, ofrecérselo de vuelta".
¡Entendí que el trabajo que había recibido y la
disciplina del ahorro eran regalos de Dios! Podía dar generosamente a mi familia
porque estaba segura de que el Señor podía ayudarme de otra manera… ¡y lo
hizo!
¿Cómo quiere Dios que apliquemos la oración de
David de 1 Crónicas 29:14: Todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos?
Señor, dame
un corazón generoso.
Todo le
pertenece a Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario