sábado, 17 de septiembre de 2016

¿Qué es ser pobres en espíritu?

Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. (Mateo 5:3)


Jesús comienza las bienaventuranzas con una declaración muy profunda, declarando que gozan de felicidad (otorgada por Dios), aquellos que son calificados como “pobres en espíritu” porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Este calificativo de Cristo: “pobres en espíritu” no parece ser la primera de las bienaventuranzas por casualidad, pues todo parece tener un orden divino cuando comenzamos a estudiarlas.
Resultado de imagen de bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos
Jesús se refiere a un calificativo nuevo, a una categoría nueva de pensamiento: "pobres en espíritu". Era de esperar que aquellos discípulos y la multitud que le rodeaba, sumergidos bajo el yugo del imperio romano, estuviesen anhelando un rey político que los libertara de su pobreza y de su desgracia económica.
Era factible pensar que muchos no entenderían este concepto divino de ser pobres en espíritu.
Pero Jesús se refiere a un nuevo tipo de pobres, a otro tipo de pobreza, dejando en sus pensamientos una profundidad teológica que nunca antes se había escuchado, y que viene a ser fresca y profunda en pleno siglo XXI.  
Ser pobres en espíritu significa un vacío total en el corazón humano. Es tener sed de Dios y la comprensión profunda de que nuestras más sublimes obras de piedad no son méritos que nos permitan alcanzar cierta bonanza divina.
Resultado de imagen de bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielosEs comprender nuestra naturaleza adánica, es sentirnos débiles y enfermos por el cáncer del pecado. Pobres en espíritu es ser conscientes de la pobreza espiritual que hemos heredado por una rebelión que comenzó hace siglos, en el huerto del Edén. Y es que todos somos parte de esta rebeldía. (Romanos 3:23)

¿Has venido con manos vacías a la presencia de Dios?

Esto es parte de una pobreza espiritual, y es la única manera de alcanzar El Reino de los Cielos. 

No queda otra que el descanso total en la Obra de Jesús.
Cuando el hombre es pobre de espíritu tiene hambre de Dios y sabe que no solo de pan vivirá el hombre. Somos seres espirituales, criaturas de Dios, somos almas eternas que necesitamos el Pan de Vida y el agua que salta para Vida Eterna. 
Nuestros cuerpos carnales y terrenales tienen diversos apetitos: hambre, sed, higiene, sexo, descanso, ejercicios, trabajos, etc; pero los pobres en espíritu sabemos que no podremos alimentar nuestras almas con cosas materiales, porque entonces habremos de creernos "ricos de espíritu" y solo estaremos cabalgando hacia el infierno. (Mateo 4:4).
Los pobres en espíritu somos conscientes de nuestra pecaminosidad abrumadora, y estamos siempre dispuestos a un arrepentimiento genuino no solo de nuestros propios pecados, sino de nuestras más elocuentes buenas obras porque entendemos que están matizadas del pecado que en nosotros mora. (Jeremías 17:9).

¡Necesitamos a Dios para vivir y para que sea Él quien nos salve de la condenación eterna!
Los pobres en espíritu entienden que somos incapaces de cumplir con las normas divinas, y que lo mejor de nosotros es como trapo de inmundicia delante de un Dios, Santo, Santo, Santo. (Isaías 64:6) Pero,

Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.

(Romanos 5:1) 


No hay comentarios:

Publicar un comentario