Dios el
Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado. Isaías 50;4
Pocos días después de la muerte de su madre, C.S.
Lewis, que tenía 30 años de edad, recibió una carta de una mujer que había
cuidado a su madre durante su enfermedad, hacía más de dos décadas. La mujer
ofreció sus condolencias por la pérdida, y se preguntaba si él se acordaba de
ella. "Mi querida enfermera Davison, contestó Lewis. ¿Recordarla? ¡Cómo no
hacerlo!"
Lewis recordó lo mucho que su presencia en su casa
había significado para él, así como para su hermano y su padre en un momento
difícil. Le dio las gracias por sus palabras de pésame, y agregó: "Es
verdaderamente reconfortante evocar esos días del pasado. El tiempo que usted
estuvo con mi madre me parecía muy largo, como a un niño, pero usted se convirtió en
parte del hogar".
Cuando luchamos con las circunstancias de la vida,
una palabra de aliento de los demás puede levantar nuestro espíritu y nuestros
ojos al Señor. Isaías, el profeta del Antiguo Testamento, escribió: Dios el
Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado (50:4).
Cuando miramos al Señor, Él ofrece palabras de esperanza y luz en la oscuridad.
Padre
Celestial, ayúdame a escuchar tus palabras de esperanza hoy. Y ayúdame a
expresarlas a los demás para que las guíen a ti.
Las palabras
compasivas pueden alentar a un corazón triste.
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