Últimamente he conversado con mucha gente, tanto dentro como fuera de la Iglesia, que está atravesando momentos complicados. Y en cada una de esas conversaciones, en algún momento hemos tocado la importancia de poner todas las preocupaciones en las manos de Dios, y buscar su dirección y sabiduría. ¿Pero nuestras oraciones deben ser reservadas solo para aquellos momentos en que las cosas no marchan del todo bien? ¡Claro que no!
Andrew Murray, el gran teólogo del siglo 19, dijo: "La oración es el pulso de la vida espiritual. Si eso es cierto, entonces la oración debe ser lo primero que haga por la mañana y lo último que haga por la noche".
Estas son cinco razones importantes por las cuales debemos orar:
1. Cristo nos mandó orar.
2. La oración es el medio por el que desarrollamos una relación con Dios.
3. La oración es la vía para confesar nuestros pecados y encontrar el perdón.
4. Recibimos respuestas y dirección cuando oramos.
5. Nuestras cargas son más ligeras cuando oramos.
Tenemos muy buenas razones para hablar con nuestro Padre Celestial, nada que perder y mucho por ganar. Por ello seamos conscientes del privilegio que tenemos de venir al Creador del Universo y pasar tiempo con Él en oración.
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