¿Cómo, pues, se justificará el hombre delante de Dios? Job 25:4
Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios. 1 Pedro 3:18
Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios. 1 Pedro 3:18
Algunas personas piensan que son justas ante Dios, pero la Biblia declara: “No hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10). Ante una declaración así, ¿cómo no tener miedo de comparecer ante la justicia divina, cosa que ocurrirá obligatoriamente un día?
Ningún ser humano se puede ni siquiera aproximar al grado de la santidad divina, pues está marcado por el pecado. Todos somos injustos a los ojos de Dios. Es un error garrafal creer que podemos ser estimados justos por Dios debido a lo que hacemos, y pensar que no tenemos necesidad de un Salvador. Para ser llamado justo, según Dios, debo reconocer que como pecador que soy solo merezco la condenación, y aceptar que Jesucristo, el Hijo de Dios, vino en persona a esta tierra para expiar mis pecados. Al sufrir el juicio divino en la cruz, Jesús cargó con todos nuestros pecados. Todos los que creen en Él son hechos justos. ¡Nuestra salvación viene de Dios, de su gracia y de su amor!
Quizá usted diga que esto no le atañe. Entonces, no descuide la solemnidad de la Palabra de Dios, la cual declara: “Los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos” (2 Pedro 3:7). Si alguien no fue hecho justo por la fe en Cristo, tendrá que sufrir el juicio de Dios.
Hoy todavía es un día de gracia en el que todo pecador (lo que somos por naturaleza) puede ser hecho justo por la gracia de Dios, para ser heredero de la vida eterna (Tito 3:7).
Quizá usted diga que esto no le atañe. Entonces, no descuide la solemnidad de la Palabra de Dios, la cual declara: “Los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos” (2 Pedro 3:7). Si alguien no fue hecho justo por la fe en Cristo, tendrá que sufrir el juicio de Dios.
Hoy todavía es un día de gracia en el que todo pecador (lo que somos por naturaleza) puede ser hecho justo por la gracia de Dios, para ser heredero de la vida eterna (Tito 3:7).
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