martes, 16 de agosto de 2016

El Perdón y Los Límites En El Matrimonio

Dios nos manda perdonar y bendecir, pero si la agresión continúa, ¿qué hacemos?
Muchas personas que han pasado por crisis en sus matrimonios deciden, en obediencia a Dios, perdonar y bendecir a su cónyuge agresor, pero frecuentemente el agresor vuelve a agredir a su cónyuge y reaviva el dolor y la frustración. Entonces, ¿qué hacer?
Un agresor(a) es una persona que abusa emocionalmente de su cónyuge, que lo lastima, que lo ofende constantemente, que lo intenta controlar, que lo oprime con su actitud, que lo margina al tomar decisiones en el hogar, etc.
perdón
I Pedro 3:8-9: En fin, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables. No devolváis mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados a heredar bendición.
Dios nos manda perdonar hasta 70 veces siete, o sea siempre, y además bendecir a nuestro ofensor. No obstante, la decisión de perdonar y bendecir no obliga al cónyuge herido a permanecer expuesto a seguir recibiendo el abuso.
Si el agresor no se arrepiente de verdad y se aferra a fortalecer su vida espiritual, va a seguir cayendo en la misma debilidad. Entonces se le debe poner un límite a esta persona, manteniéndolo a distancia y motivándolo a que busque la ayuda necesaria para que pueda cambiar su actitud agresiva y abusadora.
La mayoría de las personas que tienen esta tendencia abusadora, han vivido experiencias que programaron su mente para reaccionar así, y lo que necesitan es ayuda profesional y espiritual para poder sanar su mente y cambiar su programación negativa, por una actitud de amor, de bondad y fidelidad.
Generalmente, ambos cónyuges suelen quedar muy lastimados después de una crisis, y van a necesitar pasar por un proceso de limpieza emocional, sanidad interior e inteligencia emocional bíblica, para restaurarse sólidamente y volver a la relación con la seguridad de que podrán tener un matrimonio saludable. La duración de este proceso va a depender de la madurez espiritual de cada cónyuge y de la calidad de la ayuda que puedan conseguir para resolver su situación. La gran mayoría de casos que buscan la ayuda oportuna y con consejeros cualificados, consiguen restaurar y fortalecer la relación para siempre.

Bíblicamente el divorcio no procede, pero en algunos de estos casos es necesaria, al menos, una separación temporal para tratar a ambos por separado en su proceso de restauración hasta que, a criterio de su Pastor y terapeuta, ya estén listos para regresar y mantener una nueva actitud de inteligencia emocional bíblica.
Si usted ha experimentado o está experimentando crisis en su matrimonio y algún tipo de abuso emocional o físico, busque ayuda cualificada, póngase en contacto con su Pastor o Líder espiritual para que evalúe su caso y lo guíe. Dispóngase a trabajar de inmediato en su caso antes de que llegue a un punto de no retorno.
Para Cristo no hay nada imposible, pero nosotros tenemos que hacer nuestra parte y permanecer conectados espiritualmente al Señor como la guía correcta.
Tu matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado. ¡CUÍDALO!

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