sábado, 16 de julio de 2016

Seremos desafiados

Aceptar los desafíos trae consigo dudas y temores. Diariamente tenemos desafíos, unos grandes y otros pequeños, incluso podemos tener desafíos al pretender lograr el éxito en un tema determinado. Pero el desafío más grande proviene de Dios, porque Él nos llama para aceptar riegos principalmente de fe. Él quiere que dejemos de ir a lo seguro y que demos pasos de obediencia, aunque al hacerlo se generen incertidumbres en la vida.
DESAFIOSQuizá se pregunte ¿pero si tengo a Jesús como mi Señor, por qué tengo situaciones desafiantes?; la respuesta es que el Señor nunca nos ha prometido una vida sin retos; por lo tanto, todos seremos desafiados. Ya sea mediante complejas relaciones, trabajos difíciles o situaciones que requerirán tener más fe; sea cual sea la situación, la realidad es que al final Dios nos ensanchará espiritualmente.
Al aceptar estos desafíos nos llega también la indecisión y el miedo a fallar, además del sentimiento de incapacidad; y aunque esto es normal, no puede ser motivo para decirle “no” a una tarea que Dios nos entregue. Son por el contrario, oportunidades para expresar nuestra total confianza en el Señor. ¿Cómo puedo estar seguro(a) de que no voy a fallar ni a perecer en el intento?; porque cuentas con el Espíritu Santo de Dios, Su presencia va con nosotros a todo lugar. Él es nuestro consejero, guía y protector; es quien nos da el poder para obtener la victoria; cuando parece que ya nos desmayamos, Él nos fortalece; cuando tropezamos, Él nos sostiene y cuando caemos, nos levanta.
En el amor que nos tiene nuestro Padre celestial se nos ha prometido que Él nunca nos abandonará, que su Palabra se cumple, que sus planes de bien son firmes, y que sus promesas son reales.
Por eso, si el Señor te pide que salgas de tu cómoda rutina para aceptar un desafío, debes obedecer confiadamente, porque Él está de tu lado.

Da el paso de fe en medio de la incertidumbre y acepta el reto; hoy empieza una nueva vida con propósito, ¿la aceptarás?
“Señor, gracias te doy por este mensaje, me siento fortalecido(a) sabiendo que Tú estás conmigo. Sé que me das gracia, sabiduría y que cuento con tu favor para avanzar en los desafíos personales y en las asignaciones que me das. Confío en ti y avanzo sin temor, lo creo y lo declaro en el nombre de Jesús, amén”.
“Nuestro Dios es bondadoso y cuida de los que en él confían. En momentos de angustia, él nos brinda protección”. Nahúm 1:7

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