lunes, 25 de julio de 2016

El coche embarrado

En el patio de la agencia estaba un coche muy sofisticado. El objetivo era mostrarlo al público por dentro para poder venderlo, pero había un problema, dicho coche estaba totalmente embarrado, hasta los vidrios, de manera que no había forma de poder ver desde fuera hacia el interior del mismo.
Todos los que lo veían no se interesaban en él, y se llevaban los menos sofisticados pero que estaban limpios como los suelen poner en las agencias.
Por dentro el vehículo sucio estaba tan limpio, que solo era necesario abrir la puerta para poder enamorarse de ese auto, y ver lo que realmente se podía hacer con toda la tecnología instalada.
Pero, ¿por qué estaba el coche tan sucio en una agencia?
El dueño de la agencia quería comprobar cuál era la actitud de las personas al ver un coche así, aunque tuviera la tecnología mejor que los demás. Un día, llegó un campesino a dicha agencia y le llamó la atención dicho auto, y al ver el lodo del que estaba recubierto aún más le recordó a su tierra, en la cual trabajaba.
El campesino pidió ver ese coche y una prueba de conducción.
El dueño envió a su ayudante para que le diera todos los detalles al cliente.
El asistente le dijo que bastaba con estar frente a la puerta, para que ese coche con solo escuchar la voz del dueño, abriera la puerta al tener grabadas las tonalidades de la voz. Hizo la prueba y el vehículo se abrió. Al ver aquella belleza por dentro, comprobar que era un tracción a las cuatro ruedas, una camioneta con una sorprendente adherencia y 500 caballos de potencia, el campesino dijo: éste me lo llevo porque sí, es la máquina perfecta.
Ellos lavaron el auto, y limpio era un flamante coche que verdaderamente dejaba con la mirada paralizada a cualquier persona, lo único es que había estado cubierto por mucho lodo.
Jesús nos lavó de nuestra suciedad dejando al descubierto una nueva persona, que ahora tiene una nueva posición en la tierra y una ciudadanía en los cielos. Jesús nos da su ejemplo para que nosotros después lo hagamos con los demás. “...y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre...Apocalipsis 1:5.
En la vida pasa lo mismo, nos encontramos con personas sucias, enlodadas por su pobreza y su falta de oportunidades, o falta de buena vestimenta, o falta de buenos empleos que los dignifiquen, pero que cuando son valorados por otros que creen en ellos, o cuando pueden lucir nuevos atuendos, es cuando demuestran sus capacidades ante los demás. Cuando alguien diligente, de buen corazón, que sabe valorar los descubre, es cuando podemos notar la calidad de personas que hay en su interior, la gran capacidad que tienen, pero que su humildad, pobreza o falta de oportunidades los tenían escondidos; pero al haber alguien que se interese en dichas personas, el mundo conocerá a aquellos gigantes que todos deben ahora ver y que serán bendición al mundo entero, dando todo su potencial y brillantez.
Muchas personas mueren con el barro sobre ellos, pues muchos los vieron así y nunca tuvieron la oportunidad de poder verse por dentro, y así poder aprender de esas grandes personas que estaban escondidas.
El hecho de estar enlodados, no nos hace perder nuestro verdadero valor, porque cuando se ve más allá de las apariencias, es cuando nuestra visión se ensancha y puede observar más de lo previsto.
No menospreciemos a aquellos que están ocultos por una capa de lodo o polvo, al contrario, veamos qué hay debajo de dicha capa y estemos listos para el verdadero descubrimiento.

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