lunes, 25 de julio de 2016

¿Cómo Buscar La Reconciliación Según La Biblia?

“SI UN CREYENTE PECA CONTRA TI, HÁBLALE EN PRIVADO Y HAZLE VER SU FALTA…” (Mateo 18:15 NTV)

Tras explicar el mandamiento que dice “Honra a tu padre y a tu madre…” (Éxodo 20:12), un maestro de escuela dominical preguntó a la clase de niños de seis años ¿Hay algún mandamiento que nos enseñe cómo tratar a nuestros hermanos? Sin titubear, un niñito respondió “No matarás” (Éxodo 20:13). En serio, ¿Por qué Jesús insistió tanto en que nos reconciliáramos con nuestros hermanos en la fe, en lugar de dejar que las disputas sean como heridas infectadas? Tema que lo consideró tan importante que nos dio un plan de tres partes para tratar este asunto:
Primero, ve a la persona en privado.
Segundo, toma contigo dos o tres testigos para que se confirme lo que se ha dicho.
Tercero, si esas dos acciones no consiguen la reconciliación en la relación, llévalo a los líderes de la iglesia.
Sin embargo, si lees esos versículos sin tener en cuenta también los siguientes, te perderás la esencia del mensaje de Jesús al respecto.
Él añadió: “Otra vez os digo que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidan, les será hecho por mi Padre que está en los cielos, porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:19-20). Cuando buscamos la reconciliación y vivimos unidos, ocurren dos cosas maravillosas:
a) Podemos orar con confianza y obtener las respuestas que necesitamos.
b) Experimentamos la presencia y la paz de Dios, algo imposible si hay asuntos pendientes.
Así que si quieres caminar en la bendición de Dios, busca la reconciliación.
“… RECONCÍLIATE PRIMERO CON TU HERMANO, Y ENTONCES PRESENTA TU OFRENDA” (Mateo 5:24)
¿Estás a malas con alguien? ¿Es algo que te redarguye continuamente, te roba la paz y te afecta en el desempeño de tus funciones? Esto es lo que Jesús dijo que deberías hacer: “Si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y presenta tu ofrenda” (Mateo 5:23-24). A lo mejor dices,"Estoy esperando que la persona venga a mí". ¿Y qué pasa si no viene? Jesús te pide hoy "Ve y reconcíliate". Eso requiere humildad y es arriesgado, porque quizá no recibas la respuesta esperada. ¿Por qué no dijo Jesús "Espera un poco hasta que cambie la situación"? Porque si dejas que las cosas se retarden y acumulen acabarás explotando y sacando toda la munición, contra todo lo que te molesta de la persona desde hace años; o bien podrías decidir “aparcar el asunto” solo por un tiempo.
La Biblia nos amonesta: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo” (Efesios 4:26-27). El enemigo quiere heriros a los dos creando una brecha de separación entre vosotros; ¿vas a dejarle que lo haga? ¿Qué pasa si ganas el argumento pero la otra persona se va herida y molesta? ¿Qué es más importante, tener razón o conservar la relación? Por el amor de Dios, y por tu propio bien, perdona, pasa por alto la ofensa y sigue adelante con tu vida. Lo que aquí está en juego es tu don. Si quieres que Dios te use y te bendiga no esperes, busca la reconciliación.

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