lunes, 27 de junio de 2016

Éste es el camino

No importa lo que le haya ocurrido en su vida, aunque haya sido abandonado por su cónyuge, abusado por sus padres o herido por sus hijos o por otros, pues si permanece en el camino angosto, como Dios le indica, y deja atrás todo el exceso de equipaje carnal, encontrará la paz, el gozo y la satisfacción que busca. Mientras atraviesa este proceso, puede hallar consuelo y guía en la promesa de Dios de Isaías 30:21. Entonces tus oídos oirán detrás de ti la palabra que diga: Éste es el camino, andad por él y no echéis a la mano derecha, ni tampoco os desviéis a la mano izquierda. 
Jesús es el Camino, y nos ha mostrado el camino en el que debemos andar. El Señor ha enviado sobre nosotros su Espíritu Santo para conducirnos y guiarnos en la senda por la que debemos transitar, el camino angosto que lleva a la vida y no el ancho que conduce a la destrucción. Suceda lo que suceda, debemos seguir caminando en los caminos del Señor. Gálatas 6:9 nos anima: “No nos cansemos de hacer el bien, porque, a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos”. La Biblia no promete que cuando hagamos el bien recibiremos las recompensas de inmediato, pero sí nos asegura que si seguimos haciendo el bien, finalmente seremos recompensados.
Dios dice que mientras exista la tierra, habrá “siembra y cosecha” (Génesis 8:22).
Podríamos parafrasearlo de esta manera: “Mientras la tierra exista, habrá semilla, tiempo y cosecha”. Cuando andamos en la senda de Dios, debemos ser pacientes como el labrador, quien planta la semilla y espera expectante la cosecha. Ansía recogerla, pero sabe que pasará tiempo entre la siembra y la cosecha, y no se deja frustrar por ese proceso ordenado por Dios.
Dios promete en Isaías 30:21 que “tus oídos percibirán a tus espaldas una voz que te dirá: Éste es el camino; síguelo”. Si sigue transitando por el camino que el Señor le ha señalado en su Palabra y por su Espíritu, disfrutará una gran bendición tanto en esta vida como en la eternidad. Así que siga andando por el camino angosto que conduce a la vida: ¡vida en toda su plenitud y abundancia!

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