jueves, 16 de junio de 2016

Eres de los Buenos

Si  recapacitáramos y entendiéramos la gran riqueza que nos espera en el cielo cuando ayudamos a alguien, actuaríamos de otra manera. En cambio, nos es más importante actuar siempre y solamente a favor de nosotros mismos, dejando de lado las necesidades de los demás, cuando en realidad tenemos un perfecto ejemplo en Jesús quien vivió para servir a los demás.
A los buenos los pondré a mi derecha, y a los malos a mi izquierda. Entonces yo, el Rey, les diré a los buenos: ¡Mi Padre los ha bendecido! ¡Vengan, participen del Reino que mi Padre preparó desde antes de la creación del mundo! Mateo 25:33-34 (Traducción en Lenguaje Actual).
Tenemos herencia y existe antes de todo lo que está a nuestro alrededor. Dios nada lo ha hecho improvisado; es muy clara esta promesa, SOLO para los buenos: para aquellos que cuando Él tuvo hambre, le dieron de comer; cuando tuvo sed, le dieron de beber, cuando no tenia refugio, le brindaron alojamiento; cuando no tuvo ropa, se la ofrecieron para vestirse; y cuando estuvo enfermo y en la cárcel le fueron a visitar (versos 35-36).
Porque ser bueno no consiste en llamarse "cristiano", en tener la mejor apariencia y en que nos salgan las super- palabras; ¡no!, eso va en nuestra actitud. Sí consiste en la relación que  tengamos con Dios y con los demás, porque si no tienes buena comunión con Dios difícilmente la tendrás con el prójimo.
"Y los buenos me preguntarán: Señor, ¿Cuándo te vimos con hambre y te dimos de comer? ¿Cuándo tuviste sed y te dimos de beber? ¿Alguna vez tuviste que salir de tu país y te recibimos en nuestra casa, o te vimos sin ropa y te dimos qué ponerte? No recordamos que hayas estado enfermo, o en la cárcel, y que te hayamos visitado.” Mateo 25: 37-39 (Traducción en Lenguaje Actual).
Obviamente, Jesús no se va aparecer como caído del cielo y nos va a pedir ayuda, no hace falta, para eso tenemos a nuestro prójimo. Dios en su palabra nos da un mandamiento muy importante, y es amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Quien no lo hace no tiene amor, y simplemente no conoce a Dios, porque Dios es amor.
Cada vez que se nos presente alguien con una dificultad, ya sea un amigo, vecino, compañero de estudio, de trabajo, o un familiar, tenemos que brindarle la mano, porque lo estamos haciendo como si fuera para el Señor. Pensemos que en algún momento de nuestra vida podemos pasar por esa misma situación, y no solo tiene por qué ser necesidad física y material.
También simboliza ayuda espiritual hablar y apoyar al que esté hambriento de la palabra, al que tiene esa sed y esa necesidad de buscar de Dios. Tenemos que ayudarlo, guiarlo y enseñarle que lo que sabemos y tenemos es gracias a Dios, servir de paño de lágrimas al que se siente triste, turbado, enfermo y atado espiritualmente, no huir ni menospreciar a aquellas personas que están aún sin convertir sino estar pendiente de ellas.
Yo, el Rey, les diré: Lo que ustedes hicieron para ayudar a una de las personas menos importantes de este mundo, a quienes yo considero como hermanos, es como si lo hubieran hecho para mí.” Mateo 25:40 (Traducción en Lenguaje Actual).

Evitemos ser indolentes, evasivos, pensemos que en algún momento de nuestra vida pasaremos por alguna de esas circunstancias. Por eso Dios colocó personas que fueran de ayuda. Y si no, el mundo da muchas vueltas y no estamos exentos de pasar por alguna de ellas; solo Dios lo sabe y que nos guarde.

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