martes, 21 de junio de 2016

Así opera la aritmética de Dios

Todo buen administrador desea incrementar su capital, y si se le da la oportunidad de elegir entre añadir (sumar) y multiplicar, antes de decidir, él preguntará cuánto se le ha de sumar y por cuánto se le ha de multiplicar a su capital para tomar entonces su decisión.
Nosotros también somos administradores de la gran cantidad de bienes que el Señor nos ha concedido, y en las finanzas celestiales se nos posibilita elegir entre sumar o multiplicar nuestros bienes. Estudiemos la aritmética de Dios, y tomemos la mejor decisión.

Estudio:
La suma de bienes en las finanzas celestiales es equiparable a todas las sumas. Puede que no tengamos nada y a eso añadir algo, y entonces queda aumentado, o tener algo y añadirle más, aunque sea uno, y entonces queda aumentado en esa cantidad. Por ejemplo, si tienes un don le puedes pedir otro al Señor y Él te lo puede dar; entonces tendrás dos dones (1+1=2).
Si no tienes ningún discípulo y pides al Señor uno, si Él te lo da tendrás uno (0+1=1). Tienes diez mil pesos y pides al Señor cien más, entonces tendrás diez mil cien (10000+100=10100). Este es el método normal de la bendición y la misericordia de Dios para todos los hombres, Él siempre nos da y muchas veces nos añade, el problema es cómo administramos el capital y cuánto nos dura.
En los tres pasajes que veremos a continuación vamos a entender el método de la multiplicación.
1 Reyes 17:10-16 “Eliseo y la viuda de Sarepta”: Como no nació del corazón de la viuda el dar de lo que tenía (que Dios le había dado), el Señor mismo, a través de su siervo, tuvo que pedirle que primero le diera a Él y la animó declarándole la promesa de bendecirle multiplicando su alimento, bendición que ella creyó y en consecuencia dio. Vemos que lo que ella ofrendó (harina y aceite) se multiplicó por mucho, tanto que le alcanzó para tres años.
Génesis 22:1-39-1215-18 “Abraham ofrece a Isaac”: En este pasaje también se evidencia que Abraham tenía algo que Dios le había dado (un hijo), y que no salió de su corazón ofrecerlo al Señor, sino que el Señor mismo le pidió que se lo diera.
Abraham había recibido una promesa de multiplicación antes de tener a Isaac, y aunque no sabemos si se acordó de ella cuando decidió obedecer y ofrendar a su hijo, vemos que obedeció y dio lo que tenía. En los versos finales vemos cómo el Señor le recordó la promesa que Abraham creyó (lo dice la Palabra), y en Deuteronomio 1:10 se confirma que su descendencia se había multiplicado y era ya como las estrellas del cielo.
Mateo 14:15-21 “Alimentación de los cinco mil”: Aquí también fue el Señor quien dijo a los discípulos que dieran de lo que tenían (aunque en algunos evangelios se dice que era un niño quien tenía los panes y los peces, es posible pensar que el niño se los había ofrendado a ellos pues dicen: no tenemos aquí sino . . . ).
En este caso la promesa de bendición no era para los discípulos directamente, sino para la multitud hambrienta. Los discípulos dieron, creyeron y fue multiplicado de tal modo que alcanzó para la multitud y sobró para cada discípulo una cesta.
En los tres pasajes vemos varias cosas en común: el Señor solicitó que dieran y prometió bendición; ellos creyeron y recibieron multiplicado por millares lo que habían dado. De esta misma forma el Señor hace con nosotros: nos pide que demos, nos ha prometido bendición y si nosotros creemos, recibiremos todo multiplicado.
La multiplicación que más le gusta al Señor es como la del tercer pasaje, donde la bendición no es solo para nosotros mismos, sino que somos bendecidos para bendecir a miles.
En definitiva:
El factor de multiplicación no siempre es el mismo, sino que depende de la fe de cada uno. Así funciona la aritmética de Dios: “La semilla que tú das es la que Dios multiplica y tu fe es la razón de la multiplicación”.
SEMILLA X FE = BENDICIÓN ABUNDANTE
Si hay millones de semilla pero cero fe, la multiplicación da cero. Si no hay semilla aunque se tenga una enorme fe, también da cero. Por eso es tan importante dar y creer. Si realmente quieres tener la bendición abundante del Señor, sin duda elegirás el método de la multiplicación y no el de la suma.

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