martes, 14 de junio de 2016

¡Aquí está….!

ISAÍAS 30:19 ¡El Dios de piedad se apiadará de ti cuando clames pidiendo ayuda! Tan pronto como te oiga, te responderá.
Uno de los primeros juegos entre padres e hijos es una especie de falso susto. El padre esconde la cara detrás de las manos y, de pronto, se descubre y dice: ¡Aquí está! El niño se ríe ante la ocurrencia. La diversión de este juego se acaba el día que el niño se asusta de verdad. Entonces ya no es asunto de risa.
padres-31El primer susto real suele estar relacionado con separarse de los padres. Inocentemente, el niño va de un lado a otro tras cosas que le atraen, hasta que se aleja. Cuando se da cuenta de que está perdido, entra en pánico y grita pidiendo ayuda. De inmediato, los padres salen corriendo para que el niño sepa que no está solo.
Cuando crecemos, nuestros sustos falsos se van volviendo más sofisticados: libros de terror, películas, juegos en parque de diversiones… Tener miedo estimula, de forma que comenzamos a tomar mayores riesgos para que la emoción aumente. Sin embargo, cuando aparece algo realmente atemorizante suele suceder que nos damos cuenta de que, como los israelitas en el pasaje de Isaías 30, nos hemos alejado de Aquél que nos ama y se preocupa por nosotros. Y ante el peligro entramos en pánico. Nuestra petición de ayuda no conlleva palabras sofisticadas ni una defensa justificada, sino un clamor de desesperación.
Como un padre amoroso, Dios responde rápidamente porque anhela que vivamos bajo la protección de su amor, donde nunca hay motivo para tener miedo.
Recuerda que el Señor escucha la petición de sus hijos, les infunde aliento y atiende su clamor. ¡Solo a Dios sea la gloria!
Confiar en la fidelidad de Dios ayuda a disipar nuestros temores.
Padre Celestial. Te doy gracias porque Tú, Dios mío, eres mi pastor; contigo nada me falta. Me cuidas, me das nuevas fuerzas y me guías por el mejor camino, porque así eres Tú. Puedo cruzar lugares peligrosos y no tener miedo de nada, porque Tú eres mi pastor y siempre estás a mi lado. Me guías por el buen camino y me llenas de confianza. Estoy completamente seguro de que tu bondad y tu amor me acompañarán mientras yo viva, y de que para siempre viviré donde Tú vives. En el nombre de Cristo, amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario