domingo, 1 de mayo de 2016

Lo positivo del pasado

El pasado difícil, incómodo, incorrecto o mal hecho debe recordarse solamente para no volver a caer, para saber cómo superar las dificultades o para ayudar a otros a no repetir la mala experiencia. La capacidad de recordar el pasado es una función muy poderosa del cerebro, que puede ser una bendición o una maldición, según lo que elijas recordar y la manera en que lo recuerdes.
Está claro que al recordar se traen las emociones del pasado al presente, hayan sido positivas o negativas. Recordar heridas, ofensas, desilusiones o fracasos del pasado hará que todas las emociones relacionadas con estos hechos, corran a tu mente para crear de nuevo un vacío emocional destructivo. Y a la inversa, cuando recuerdas experiencias positivas, enciendes de nuevo el valor, el gozo y el sentido del logro relacionado con la victoria. No se debe subestimar el poder de una experiencia para volver a inspirar tu fe en Dios, ¡ni mucho menos!
La Biblia nos enseña que debemos recordar las proezas de Dios, para no olvidar nunca que el Señor es Todopoderoso. Fue Dios quien dividió el Mar Rojo, quien hizo caer los muros de Jericó, quien también alimentó a los israelitas en el desierto milagrosamente.
Está claro que no podemos vivir del pasado, pero podemos mejorar el presente recordando la manera en que enfrentamos las situaciones del ayer.
Jesús pidió a sus discípulos que recordaran el sacrificio de la cruz cada vez que tomaran la cena, y así mismo, el Apóstol Pablo enseñó al pueblo de Corinto que deberían repetir este acto de recordación, y nos lo dejó como ejemplo a seguir. El sacrificio de Jesús y su obra redentora son el recordatorio de la victoria que el Señor nos dio. Este recuerdo debe permanecer en nuestra mente en todo momento, por la mañana al despertar, por el día al realizar cualquier actividad, por las noches al llegar al hogar… en todo momento porque en Cristo somos más que vencedores…” (Romanos 8:37). Recuerda que Dios te ama y que desea lo mejor para ti, que si ya te bendijo… seguro que lo volverá a hacer.
“Señor, solo te pido que no me dejes olvidarme de ti, de tus bendiciones, de tu amor infinito. Quiero honrarte siempre con mis recuerdos. Decido también recordar las experiencias buenas como el alimento de mi fe, y las difíciles como la manera de saber depender de ti, lo creo y declaro en el nombre de Jesús, amén”.
“Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”. 1 Corintios 15:57 (RVR1960)

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