William James, psicólogo (1842-1910), dijo: “El descubrimiento más grande de nuestra generación es que podemos cambiar nuestras vidas al cambiar nuestras actitudes”.¡Piensa en ello! Es tu “mundo” mental, y no las circunstancias, lo que determina tu felicidad.
Por nuestra parte, seguimos pensando que seremos dichosos cuando específicamente algo ocurra. Por ejemplo, algunas madres dicen: “Seré feliz cuando Juanito termine la escuela primaria”. Y lo es por un tiempo. Y después... “Seré feliz cuando Juanito se gradúe en la escuela secundaria”. Y lo es, por lo menos durante el verano. Más tarde, el bachillerato de Juanito trae la misma promesa, igual que su boda, y el nacimiento de su primer hijo... El problema es que ella no ha aprendido a ser feliz entre acontecimientos. Si tu dicha siempre depende de algo fuera de ti mismo, dependerás siempre de las circunstancias, y eso no es el plan de Dios para ti.
David dijo: “Bendeciré al Señor en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca” (Salmo 34:1). David escogió la actitud correcta, y tú también has de escogerla. Debes mantenerla siempre; ésta es la parte más dura. Es, como dijo el viejo granjero... “lo más difícil acerca de ordeñar vacas es que nunca se quedan ordeñadas de una vez para siempre”. Y pasa lo mismo con nuestras actitudes; no quedan cambiadas para siempre; hay que trabajarlas cada día. Por eso Pablo escribió: “…renovaos en el espíritu de vuestra mente…” (Efesios 4:23), y Salomón: “Sobre toda cosa que guardes, guarda tu corazón, porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23).
Por nuestra parte, seguimos pensando que seremos dichosos cuando específicamente algo ocurra. Por ejemplo, algunas madres dicen: “Seré feliz cuando Juanito termine la escuela primaria”. Y lo es por un tiempo. Y después... “Seré feliz cuando Juanito se gradúe en la escuela secundaria”. Y lo es, por lo menos durante el verano. Más tarde, el bachillerato de Juanito trae la misma promesa, igual que su boda, y el nacimiento de su primer hijo... El problema es que ella no ha aprendido a ser feliz entre acontecimientos. Si tu dicha siempre depende de algo fuera de ti mismo, dependerás siempre de las circunstancias, y eso no es el plan de Dios para ti.
David dijo: “Bendeciré al Señor en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca” (Salmo 34:1). David escogió la actitud correcta, y tú también has de escogerla. Debes mantenerla siempre; ésta es la parte más dura. Es, como dijo el viejo granjero... “lo más difícil acerca de ordeñar vacas es que nunca se quedan ordeñadas de una vez para siempre”. Y pasa lo mismo con nuestras actitudes; no quedan cambiadas para siempre; hay que trabajarlas cada día. Por eso Pablo escribió: “…renovaos en el espíritu de vuestra mente…” (Efesios 4:23), y Salomón: “Sobre toda cosa que guardes, guarda tu corazón, porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23).
No hay comentarios:
Publicar un comentario