martes, 3 de mayo de 2016

Educa a tus hijos en el temor de Dios

“Entonces Manoa dijo: cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser la manera de vivir del niño, y qué debemos hacer con él?”
Jueces 13:12
Ciertamente, ningún padre nace con un manual de instrucciones, ni con soluciones precisas para educar y criar a sus hijos. Pero la gran mayoría desean ser buenos padres para ellos, amarlos y darles un buen ejemplo.
Este versículo llama mucho la atención, porque muestra la fe que tiene un matrimonio ante el anuncio de que serán padres. Fe porque la esposa de Manoa era estéril, y sin embargo, ellos creyeron la palabra que les fue dada por Dios. Segundo, porque tras su pregunta es revelada la preocupación de educar bien a ese niño que nacería.
Dos preguntas interesantes y muy importantes hace este padre, al ángel que le anuncia y confirma el nacimiento de este niño:
1. ¿Cómo debe ser la manera de vivir del niño?
2. ¿Qué debemos hacer con él?
Y vemos a través del pasaje, cómo Dios les da unas instrucciones claras y específicas sobre lo qué deberán hacer con ese niño, porque en el futuro sería utilizado en gran manera por Dios.
Parece ver a aquellos padres temerosos de Dios poniendo todo su empeño y dedicación a ese niño. Inculcándole desde niño el amor a Jehová, y haciéndole entender que sería usado con propósitos especiales por Dios. Enseñándole a guardar Sus mandamientos y viviendo un estilo de vida totalmente diferente.
Importante es que desde pequeños los niños reciban una instrucción sana. La Biblia dice claramente en Proverbios 22:6: “instruye al niño en su camino, y aún cuando fuere viejo no se apartará de él. En Deuteronomio 6:5-9, observamos las instrucciones que les da el Señor al pueblo de Israel diciendo: “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas”.
Hoy día muchos padres enseñan a sus hijos y les dicen: “tienes que ser alguien grande, sé abogado, doctor, maestro, ingeniero, arquitecto, gana mucho dinero”. Y eso está muy bien, es bueno enseñarles a los hijos a aspirar las mejores cosas y a trabajar para alcanzar logros y éxitos. Pero antes de nada, deben instruirlos en “sé un siervo de Dios, busca primeramente el reino de Él porque las demás cosas serán añadidas, deléitate en Jehová y Él concederá las peticiones de tu corazón”. Dios es el primero en nuestra vida y si se le honra, Él se encargará de nuestros asuntos.
Tal vez no llegaremos a ser famosos, pero sí lograremos cumplir con su propósito en nuestra vida y de algún modo, marcar otras por el poder transformador de Dios.
Pero veamos lo que dice la Biblia que sucedió: “Y la mujer dio a un luz un hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y Jehová lo bendijo. Y el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol” (Jueces 13:24-25). ¡Qué maravilloso ver que conforme los hijos van creciendo, el Señor los va bendiciendo y comienza a manifestarse en ellos! Si tú deseas que tus hijos sean ministros de Dios, si deseas que sean personas de bien, de ejemplo e influencia, comienza enseñándoles lo principal, que es amar a Dios, temerlo y servirle.

No importa que el enemigo te haga pensar que ellos no van a lograr ser de bendición, créele a Dios, decláralo y úngelos, porque Jehová cumplirá su propósito en ellos. Habla a tus hijos palabras de fe, de bendición y de bien, corrígelos con amor cuando lo necesiten y preséntalos al Señor en oración.

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