¡Qué! ¿Se juzga entre vosotros cosa increíble que Dios resucite a los muertos? Hechos 26:8
Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón. Lucas 24:34
Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón. Lucas 24:34
Después de su muerte en la cruz, Jesucristo fue puesto en una tumba labrada en la roca, y sellada su entrada con una gran piedra. Para prevenir toda mistificación, los judíos mandaron que la tumba fuese vigilada por unos guardias. ¡Qué estupefacción la suya cuando, el domingo por la mañana, la piedra rodada reveló que el cuerpo de Jesús ya no estaba allí! Entonces, los jefes religiosos sobornaron a los guardias para que dijesen que los discípulos se habían llevado su cuerpo.
Desde entonces muchas teorías fueron añadidas a esta falacia para tratar de negar la resurrección de Jesús. Pero era evidente que el cuerpo ya no estaba allí, las autoridades no lo podían mostrar, y aún más, había testigos que contaban su encuentro con el Cristo resucitado.
Los discípulos, atemorizados y desanimados, se convirtieron en predicadores valientes y seguros. Habían abandonado a su Maestro y habían huido cuando Él fue arrestado, pero ahora estaban nuevamente en Jerusalén para anunciar con denuedo que Jesucristo estaba vivo. Aunque fueron amenazados, golpeados y encarcelados, continuaron proclamando sin cesar la transformación que habían experimentado al saber esta verdad.
¿Por qué hay que enfatizar la importancia de la resurrección? Porque es un elemento fundamental en la fe cristiana. Al resucitar a su Hijo, Dios mostró su total aprobación a la obra completa de Cristo en la cruz. Tal como Jesús resucitado fue recibido en el cielo, el creyente, beneficiario de la obra de Jesús, sabe que pronto será llevado junto a su Salvador a la presencia misma de Dios.
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