En primer lugar, todos somos “seres vivientes” que por un propósito específico vinimos a nacer en este mundo, en un país determinado y en este o en otro tiempo; sea cual sea tu nacionalidad o edad, naciste por una razón, y una de las grandes misiones de tu vida es descubrirla.
En segundo lugar, cada uno de nosotros tiene una idea o una imagen de cómo quiere llegar a ser. Es como cuando uno es pequeño y los maestros le preguntan “¿qué quieres ser de mayor?”, entonces las respuestas son variadas y pueden ir desde bombero hasta presidente de la nación. Todos tenemos una idea de lo que queremos ser, lo que muchas veces no tenemos tan claro es cómo llegaremos a serlo.
En segundo lugar, cada uno de nosotros tiene una idea o una imagen de cómo quiere llegar a ser. Es como cuando uno es pequeño y los maestros le preguntan “¿qué quieres ser de mayor?”, entonces las respuestas son variadas y pueden ir desde bombero hasta presidente de la nación. Todos tenemos una idea de lo que queremos ser, lo que muchas veces no tenemos tan claro es cómo llegaremos a serlo.
Esta idea sobre “el ser que quiero ser” no se me ocurrió a mí, dice Stamateas, como tampoco se le ocurrió a escritores talentosos, esta idea se le ocurrió a Dios. Sí, a Él se le ocurrió primero. ¿Te suena el nombre Jesús? Exactamente, el hijo de Dios. Bueno, Jesús fue el ser que Dios quería que fuera. Jesús encarnó la naturaleza divina de Dios, expresó todo lo que el Padre quería que fuese expresado. Jesús es y fue la mejor versión de Dios mismo. Él fue el ser que quiso Dios que fuese.
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