“…Porque nada hay encubierto que no haya de descubrirse, ni oculto que no haya de saberse…” Lucas 12:2
Al contemplar las multitudes que lo seguían para oírle, Jesús advirtió a sus discípulos que se cuidaran de la hipocresía, es decir, aparentar bondad cuando sus corazones se hallan lejos de Dios. (verso 1) Los fariseos no podían mantener sus actitudes ocultas para siempre.
Su egoísmo crecería como la levadura, y muy pronto expondría lo que de verdad eran. Jesús, en este versículo, mostraba que no hay nada que pueda ocultarse y que permanezca. Dios, que todo lo sabe, que es omnisciente, omnipresente, que todo lo conoce, no hay nada que uno haya hecho aquí en esta tierra que Él no lo sepa. Aunque nos ocultemos de la gente, del verdadero Dios no podemos, por eso el salmista David decía “¿a dónde me iré de tu Espíritu?” (Salmos 139:7).
David entendió que era imposible esconderse de Dios; si sigues leyendo todo el salmo te darás de cuenta, que en los lugares que David mencionaba allí estaba Dios, hasta debajo del mar. Por eso él también dice en el Salmo 24;1: “de Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan.”
Todo le pertenece y al pertenecerle a Él todo por derecho, conoce cada rincón y escondite de este mundo ¿Entonces dónde podremos escondernos de su presencia? No podemos, (2 Crónicas 19:9) pues el ojo que todo lo ve, los ojos de Dios contemplan toda la tierra, y si es así, lo que hagamos lo está viendo Dios. Podremos escondernos de nuestros padres, de los pastores, y demás personas pero de Dios no podremos; podremos engañar a todo el mundo pero a Dios no.
Cuidado por donde caminas, cada pensamiento Él lo está leyendo, cada palabra que dices la está escuchando, Dios está al tanto de todo lo que hagas, ya sea que estés pasando por problemas o no; todo lo sabe, todo lo ve, todo lo conoce, ¿dónde podremos escondernos que su presencia no nos descubra?, ¿a donde me iré que Dios no lo sepa? Salmos 37:23 “Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino.” Él decide qué va hacer y qué no, y así lo entendió el rey Nabucodonosor.
Daniel 4:34-35 “…Mas al fin del tiempo, yo, Nabucodonosor, alcé mis ojos al cielo y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades. Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?..”
Todo le pertenece y al pertenecerle a Él todo por derecho, conoce cada rincón y escondite de este mundo ¿Entonces dónde podremos escondernos de su presencia? No podemos, (2 Crónicas 19:9) pues el ojo que todo lo ve, los ojos de Dios contemplan toda la tierra, y si es así, lo que hagamos lo está viendo Dios. Podremos escondernos de nuestros padres, de los pastores, y demás personas pero de Dios no podremos; podremos engañar a todo el mundo pero a Dios no.
Cuidado por donde caminas, cada pensamiento Él lo está leyendo, cada palabra que dices la está escuchando, Dios está al tanto de todo lo que hagas, ya sea que estés pasando por problemas o no; todo lo sabe, todo lo ve, todo lo conoce, ¿dónde podremos escondernos que su presencia no nos descubra?, ¿a donde me iré que Dios no lo sepa? Salmos 37:23 “Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino.” Él decide qué va hacer y qué no, y así lo entendió el rey Nabucodonosor.
Daniel 4:34-35 “…Mas al fin del tiempo, yo, Nabucodonosor, alcé mis ojos al cielo y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades. Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?..”
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