C. S. Lewis en su libro Mero Cristianismo, escribe lo siguiente: “Aquí estoy tratando de prevenir a quienquiera, de cometer la verdadera insensatez que a menudo se comete al decir de Él, es decir, de Jesucristo, lo siguiente: ‘Estoy listo para aceptar a Jesús como un gran maestro moral, pero no acepto su afirmación de ser Dios’. Esta es una de las cosas que nunca deberíamos decir. Un hombre que es simplemente un hombre, y que dice toda clase de cosas, solo por decir, no se aplica a un gran maestro moral como Jesús. O era un lunático, o un hombre ambiguo o el mismo Demonio del Infierno. Se trata de elegir. Este hombre fue y es el Hijo de Dios, o de lo contrario fue un loco o algo peor… Usted puede hacerlo callar por tonto, puede escupirlo o matarlo como a un demonio; o puede caer a sus pies y llamarlo Señor y Dios. Pero no seamos condescendientes con ninguna tontería acerca de que solo era un gran maestro humano. Él no ha dejado esa opción abierta para nosotros. Él no tuvo esa intención.”
Veamos ahora, ¿quién demandaba ser Jesús? ¿Quién dice la Biblia que era Él? Primero, miremos las palabras de Jesús en Juan 10:30, “Yo y el Padre uno somos”. Mire la reacción de los judíos a Su declaración, “Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios” (Juan 10:33). En los siguientes versículos, Jesús nunca corrige a los judíos diciéndoles, “Yo no me hago Dios”. Eso indica que Jesús verdaderamente estaba diciendo que era Dios al declarar, “Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30). Juan 8:58 es otro ejemplo. Jesús proclamó, “¡De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy!” Tomaron entonces piedras para arrojárselas (Juan 8:59); ¿por qué los Judíos querían apedrear a Jesús, si Él no había dicho nada blasfemo, aunque ellos creían que sí, concretamente, la afirmación de ser Dios? Jesús, anunciando Su identidad como “Yo soy” es una aplicación directa del nombre del Antiguo Testamento para Dios (Éxodo 3:14).
Juan 1:1 dice que “el Verbo era Dios”. Juan 1:14 dice que “aquel Verbo fue hecho carne”. Esto indica claramente que Jesús es Dios y carne. Tomás, el discípulo de Jesús, dijo “Señor mío y Dios mío” (Juan 20:28), y Jesús no lo corrigió. El Apóstol Pablo lo describe como, “…nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13). El Apóstol Pedro dice lo mismo, “…nuestro Dios y Salvador Jesucristo” (2ª Pedro 1:1). También Dios el Padre, es testigo de la completa identidad de Jesús, pero acerca del Hijo dice, “Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; Cetro de justicia es el cetro de Tu reino” Salmo 45;6. Las profecías de Cristo del Antiguo Testamento anuncian Su deidad, “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado y el principado sobre su hombro, y se llamará su nombre, Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.” Isaías 9;6
De manera que, como C. S. Lewis sostuvo, creer en Jesús como un buen maestro, no es una opción. Clara e innegablemente, Jesús afirmaba ser Dios. Si Él no es Dios, entonces es un mentiroso, y por tanto no es un profeta, ni un buen maestro ni un hombre devoto. Al intentar explicar las palabras de Jesús, los “eruditos” modernos declaran que “el verdadero Jesús histórico” no dijo muchas de las cosas que la Biblia le atribuye. ¿Quiénes somos nosotros para debatir la Palabra de Dios, referente a lo que dijo o no dijo Jesús? ¿Cómo puede un “erudito” que dista de Jesús dos mil años, tener una mejor percepción de lo que Jesús dijo o no, que la que tuvieron aquellos que vivieron, sirvieron y fueron enseñados por Jesús mismo (Juan 14:26)?
¿Por qué es tan importante la pregunta acerca de la verdadera identidad de Jesús? ¿Por qué es importante que Jesús sea Dios o no? La razón más importante por la que Jesús tiene que ser Dios, es que si Él no lo fuera, su muerte no habría sido suficiente para pagar la penalidad de los pecados de todo el mundo. (1ª Juan 2:2). Solamente Dios pudo pagar tal penalidad infinita (Romanos 5:8; 2ª Corintios 5:21). Jesús tenía que ser Dios a fin de que pudiera pagar nuestra deuda, y Jesús tuvo que ser hombre para que pudiera morir. ¡Consecuentemente, la salvación está disponible solamente a través de la fe en Jesucristo! La deidad de Jesús es la razón por la que Él es el único camino de salvación. La deidad de Jesús es la razón por la que proclamó, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
No hay comentarios:
Publicar un comentario