domingo, 14 de febrero de 2016

Solo para hombres

 “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?
Porque su estima sobrepasa largamente
a la de piedras preciosas.”
(Proverbios 31:10)
Casi todos los varones de una u otra forma hemos sido machistas, pues en su mayoría fuimos criados en un ambiente en el que la mujer ha sido vista de las más variadas y diversas formas, menos de igual a igual al hombre.
Desde muy niños nos explicaron que la mujer, representada por el tenue color rosa, es un ser débil, conflictivo y emocionalmente inestable. Y no solo lo decían, sino que lo ratificaban con su trato desmedido hacia las mujeres de la casa. Nos repetían frases muy decidoras al respecto, como: “Pórtate como un hombre”; “deja de ser mariquita”; “qué pena, la criatura nació mujer”; “los hombres no deben llorar” …etc. Inclusive alguna vez, oí a un líder político que arengaba con la frase: “ Lloran como mujeres lo que no pueden defender como hombres”…
El caso es que los roles que nos asignaron desde pequeños, eran muy concisos al respecto: los varones a la calle, al juego y las distracciones; las mujeres a cocinar, lavar, planchar, hacer y cuidar hijos, y como valor agregado, atender a los hombres de la casa. El único “premio” que se les otorgaba era oír (ahora sería ver su novela favorita). Rara vez a los varones nos permitieron pelar siquiera tres tristes patatas, pues hubiera sido como una profanación a nuestra investidura de machos. Lo que sí podíamos era alzar la voz, exigir, reclamar y proferir palabrotas.
Personalmente, en varios pasajes de mi vida, y a través de errores nacidos (y propios) del egoísmo, de la inmadurez, y del machismo, agredí psicológicamente a mi madre, a mi esposa y a mis hijas. Todo eso acabó, ¡menos mal!, por la gracia y misericordia de Dios, en cuyas manos de alfarero, vengo depositando diariamente mi confianza para que la vieja vasija de mi vida sea restaurada.

Colega hombre: no olvides que el Señor te creó junto a la mujer, con un mismo propósito. Así lo ratifica la Sagrada Escritura: Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Dios los bendijo y les dijo: “Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla. Ejerzan dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra.” (Génesis 1: 27 ,28)
Por lo tanto, no esperemos que el calendario marque el Día del amor, el Día de la Mujer o el Día de la Madre para expresar nuestro respeto, cariño y consideración a las mujeres en general, y con mayor razón, a las que Dios ha puesto a nuestro lado como ayudas idóneas en calidad de madre, esposa, hija, hermana o familiar en general.
Que los versos, las flores, las tarjetas y una actitud fraternal, comedida, y respetuosa hacia ellas, estén presentes todos los días.
Permitamos que de una vez por todas, el Señor actúe en nosotros para dar por terminado aquel viejo hombre que cargábamos a nuestras espaldas, con todas las características obsoletas de macho.

Hagámoslo: no seremos menos hombres por ello.

No hay comentarios:

Publicar un comentario