miércoles, 17 de febrero de 2016

Más allá de las circunstancias

EFESIOS 1:16-18 “no he dejado de dar gracias por ustedes al recordarlos en mis oraciones. Pido que el DIOS de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé el espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor. Pido también que les sean iluminados los ojos del corazón para que sepan a qué esperanza Él los ha llamado, cuál es la riqueza de Su gloriosa herencia entre los santos.”
seguirEn nuestras vidas nos hallamos ante muchas situaciones que tienden a debilitar nuestra fe. Las presiones y las ansiedades sobrecargan nuestras mentes, y no permiten que podamos ver las cosas que DIOS está haciendo.
Una de las metas del enemigo es lograr que el hombre se concentre en las dificultades que le rodean. Es fácil ver los problemas, pero solo los que confían en DIOS pueden ver la solución a ellos y sentir la paz del Señor.
En una ocasión, el gran pintor inglés Joseph Turner se encontraba pintando uno de sus famosos paisajes, cuando se le acercó una mujer y le preguntó: “¿Por qué pone colores tan extravagantes en sus cuadros? Nunca veo nada así en la naturaleza.” A lo que el pintor le contestó: “¿Y no le gustaría verlo, señora?” Esa respuesta fue suficiente.
Él era capaz de ver lo que ella no podía ver. De la misma forma, los que han creído y han aceptado a Jesucristo como Señor y Salvador, y son fieles a sus enseñanzas, pueden ver muchas verdades espirituales que los incrédulos no pueden reconocer. Cuando leas la Palabra de DIOS, medita en ella, y pide al Señor, como el apóstol Pablo, que te dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de ÉL.
A medida que nos acercamos más al Señor, buscando Su rostro, leyendo Su Palabra y orando diariamente, la luz redentora de Cristo alumbrará los ojos de nuestro entendimiento y podremos ver cosas que antes no veíamos. Éste es el resultado de una vida de comunión con el Señor.
Padre amado, ¡cuánto anhelo ver las cosas que Tú tienes para mí! Por favor, dame espíritu de revelación y sabiduría, y abre mis ojos espirituales para que yo pueda ver tus maravillas aún en medio de las pruebas de esta vida, y pueda, por fe, vivir una vida de victoria. En el nombre de Jesús, amén.

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