Desde el principio de la creación Dios ha buscado hombres valientes, hombres temerosos de Dios, hombres que quieran ser utilizados por Dios como un vaso de barro. Primero Dios los moldea y luego los toma en sus manos para usarlos; somos vasos útiles en las manos de Dios, y si tú quieres que Dios te use, deja que la obra trasformadora de Dios te cambie.
Isaías 40:4.5 Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado. Dios cambia y trasforma hasta al más vil pecador, porque Jehová endereza lo torcido y quita la aspereza a todo lo áspero. Él hace nuevo lo viejo, da vida a lo muerto, llena de poder al que necesita de él.
Cuando la iglesia sufre.
Hechos 8: 1-2-3 Saulo vio cómo mataban a Esteban, y le pareció muy bien. Más tarde, unos hombres que amaban mucho al Señor recogieron el cuerpo de Esteban, lo enterraron, y durante varios días lloraron su muerte. A partir de ese día, mucha gente comenzó a maltratar a los seguidores de Jesús que vivían en Jerusalén. Por eso tuvieron que separarse y huir a las regiones de Judea y de Samaria. Solamente los apóstoles se quedaron en Jerusalén. Mientras tanto, Saulo seguía maltratando a los miembros de la iglesia. Entraba a las casas, sacaba por la fuerza a hombres y mujeres, y los encerraba en la cárcel. Aún así, ojalá nosotros tuviéramos por lo menos un poquito de Saulo; Saulo era estudioso, Saulo era un erudito de las leyes, Saulo se había preparado a los pies de Gamaliel (y a nosotros nos cuesta leer la Biblia), Saulo, aunque estaba equivocado, defendía su creencia a toda costa. Así deberíamos nosotros defender el evangelio, pero muchos cristianos cuando los cuestionan no saben qué decir o qué hacer. Saulo estaba mal orientado, torcido del propósito de Dios, pero Dios lo enderezó para gloria de su santo nombre, porque Dios tenía un propósito para él..
Saulo, seguidor de Jesús.
Hechos 9:1-5 Saulo estaba furioso y amenazaba con matar a todos los seguidores del Señor Jesús. Por eso fue a pedirle al jefe de los sacerdotes unas cartas con un permiso especial. Quería ir a la ciudad de Damasco y sacar de las sinagogas a todos los que siguieran las enseñanzas de Jesús, para llevarlos presos a la cárcel de Jerusalén. Ya estaba Saulo por llegar a Damasco cuando, de pronto, desde el cielo lo rodeó un gran resplandor, como de un rayo. Saulo cayó al suelo, y una voz le dijo: ¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues? ¿Quién eres, Señor?, preguntó Saulo. Yo soy Jesús respondió la voz. Es a mí a quien estás persiguiendo. Iguales que tú y yo, perdidos en delitos y pecados, enredados en los afanes de este mundo, Jesús se nos apareció y se reveló a nuestra vida, y comenzó la obra trasformadora de nuestro ser interior. Saulo, un hombre lleno de ira, enojado porque creía que la sinagoga estaba amenazada por esta nueva forma de vida, quería matar a todos los que creyeran en Jesús, pero como Dios tiene planes para cada vida lo rescató de su forma de pensar, vivir y actuar.
Hechos 9:10-14 En Damasco vivía un seguidor de Jesús llamado Ananías. En una visión que tuvo, oyó que el Señor Jesús lo llamaba: ¡Ananías! ¡Ananías! Señor, aquí estoy respondió. Y el Señor le dijo: Levántate y ve a la Calle Derecha. En la casa de Judas, busca a un hombre de la ciudad de Tarso. Se llama Saulo, y está orando allí. Yo le he mostrado que un hombre, llamado Ananías, llegará a poner sus manos sobre él, para que pueda ver de nuevo. Señor, respondió Ananías, me han contado que en Jerusalén este hombre ha hecho muchas cosas terribles contra tus seguidores. ¡Hasta el jefe de los sacerdotes le ha dado permiso para que atrape aquí, en Damasco, a todos los que te adoran! Ananías, siervo de Dios, al escuchar la voz de Jesucristo, rápidamente dijo aquí estoy señor; así somos muchos cristianos, rápidos y dispuestos cuando Dios nos dice qué tenemos que hacer,... pero ¡ah!, otra cosa es cuando tenemos que hacer la voluntad de Dios; pero Jesucristo insiste, tengo planes para este varón, Dios tiene planes para ti y para mí; mi hermano, regocíjate, Dios ya puso los ojos en ti para darte un buen uso, ahora nos quiere preparar.
Hechos 9:15-17 Sin embargo, el Señor Jesús le dijo: Ve, porque yo he elegido a ese hombre para que me sirva. Él hablará de mí ante reyes y gente que no me conoce, y ante el pueblo de Israel. Yo le voy a mostrar lo mucho que va a sufrir por mí. Ananías fue y entró en la casa donde estaba Saulo. Al llegar, le puso las manos sobre la cabeza y le dijo: Amigo Saulo, el Señor Jesús se te apareció cuando venías hacia Damasco. Él mismo me mandó que viniera aquí, para que puedas ver de nuevo y para que recibas el Espíritu Santo. Así como Saulo de Tarso hizo sufrir y padecer a muchos cristianos, ahora Jesucristo le va a mostrar a él que también va a sufrir, pero ahora lo hará por defender lo correcto, lo santo, lo justo, a Jesucristo el hijo de Dios. Ahora padecerá por predicar la verdad (a Jesucristo). Independientemente de lo que hayas padecido, Dios va a cambiar tu vida, Dios va a enderezar lo torcido, Dios va a capacitar a todos los que quieran ser un vaso de barro en sus manos, Dios va a cambiar tus circunstancias, Dios quitará tu llanto y tu dolor y lo convertirá en cántico nuevo, y te dará una nueva unción para su gloria eterna.
Hermano, si Dios te ha hablado hoy, y quieres ser lleno del poder de Dios, lee este pasaje de la palabra de Dios y conforme vayas leyendo, pídele a Dios que te llene de su Espíritu Santo. Y experimenta el poder de Dios sobre tu vida. Por fe recibe al Espíritu Santo.
Hechos 2:2-4 De pronto, oyeron un ruido muy fuerte que venía del cielo. Parecía el estruendo de una tormenta, y retumbó por todo el salón. Luego vieron que algo parecido a llamas de fuego se colocaba sobre cada uno de ellos. Fue así como el Espíritu Santo los llenó de poder a todos ellos, y enseguida empezaron a hablar en otros idiomas. Cada uno hablaba según lo que el Espíritu Santo le indicaba.
Tú no estás solo, Dios te ama y está siempre contigo.
Dios te bendiga, y que el amor del Padre, el amor de Jesucristo y la unción de su Espíritu Santo esté siempre contigo, en el nombre de Jesús, amén.
Dios te bendiga, y que el amor del Padre, el amor de Jesucristo y la unción de su Espíritu Santo esté siempre contigo, en el nombre de Jesús, amén.
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