No nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. 1 Tesalonicenses 5:9
Tú eres mi Dios. En tu mano están mis tiempos. Salmo 31:14-15
Tú eres mi Dios. En tu mano están mis tiempos. Salmo 31:14-15
"La mujer que se había salvado milagrosamente del accidente aéreo, murió en un accidente automovilístico", era el titular de un artículo en internet. "La suerte les había sonreído. Una pareja italiana no había podido subir a bordo del vuelo AF 447 que se hundió en el océano Atlántico, y así había escapado a la muerte. Pero el destino los atrapó: en el viaje de regreso, la esposa murió en un accidente automovilístico". El periodista se preguntaba: ¿Es el destino o el azar?
Y usted, ¿cree en el destino? ¿Nuestra vida está trazada de antemano? ¿Hagamos lo que hagamos el resultado es el mismo? El hombre se hace preguntas y habla mucho sobre este tema, pero las opiniones varían. ¿Y Dios qué piensa de todo esto? Busquemos las respuestas que Él nos da en la Biblia.
Dios es amor, justo y soberano en sus decisiones. Él tiene en su mano el destino de cada uno de nosotros. Él es el Señor del tiempo y propone a todo hombre un camino de vida en esta tierra para más allá de la muerte.
Pero somos criaturas libres a nuestro albedrío. Mediante nuestras decisiones, o bien hacemos la voluntad de Dios, o vamos en contra de ella. Dependiendo de nuestro comportamiento y de nuestras decisiones, habrá consecuencias positivas o negativas. La muerte, pasaje obligatorio para todos, es en realidad una puerta abierta a los dos destinos posibles.
Dios nos dice: “Os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas” (Deuteronomio 30:19). Esta decisión me pertenece y tengo que tomarla durante toda mi vida.
Dios nos dice: “Os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas” (Deuteronomio 30:19). Esta decisión me pertenece y tengo que tomarla durante toda mi vida.
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