sábado, 13 de febrero de 2016

¿Cómo es Dios?

La Biblia nos da una completa revelación de cómo es Él. Hay cientos de cosas que podríamos decir sobre la revelación de Dios en la Biblia, pero hay cuatro fundamentales:

Primero, la Biblia declara que Dios es Espíritu. En el Evangelio de Juan, Jesús habla con una mujer en un pozo, y ahí hace una declaración contundente acerca de Dios. Él simplemente dice: “Dios es Espíritu.” Con esto quizá imaginaras un vapor nebuloso, pero esa no es la imagen de Dios. Llegas a entender lo que es espíritu cuando crees que Cristo, después de su resurrección, dice: “Tóquenme y vean, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como ustedes ven que Yo tengo.” (Lucas 24:39, NBLH). El espíritu es lo contrario al cuerpo, es algo que no está limitado por él.
La Biblia dice que Dios es Espíritu, que no está limitado a un cuerpo, forma, fuerza o barrera alguna. Es absolutamente inconmensurable e incomprensible para los ojos que están limitados al mundo físico. Él puede estar en todo lugar al mismo tiempo. Tiene sabiduría, amor y misericordia infinita.
La Biblia nos enseña que no había tiempo en el que Dios no existía. Él es eterno (no tiene principio ni fin), y no cambia. Es el mismo hoy y por todos los siglos.
Segundo, la Biblia revela a Dios como Persona. En toda la Biblia leemos: “Dios ama”, “Dios dice”, “Dios hace.” Todo lo que atribuimos a una persona se atribuye a Dios. Una persona siente, piensa, quiere, desea y tiene todas las expresiones de una personalidad propia. Dios no está limitado por un cuerpo, pero es una persona. Él siente, piensa, ama y perdona.
Tercero, la Biblia declara que Dios es un Ser santo y justo. De Génesis a Apocalipsis, Dios se nos revela como un Dios Santo. Él es perfecto en cada detalle. Es tan santo que no puede soportar una vida de pecado por ser un Dios bueno y perfecto.
Si pudiéramos tener una visión de la majestuosa justicia de Dios, sería tremenda la diferencia con la justicia ordinaria en la que viven nuestras naciones. Si pudiéramos ver la vergonzosa diferencia que separa nuestra justicia de la justicia perfecta de Dios, cambiaríamos inmediatamente nuestra manera de vivir. Todos nos quedamos cortos para alcanzar la gloria de Dios (Romanos 3:23).
Las Escrituras declaran que Dios es la Luz en quien no hay “ninguna oscuridad” (1 Juan 1:5)
Es imposible entender la Biblia a menos que asumamos claramente la santidad de Dios. Su Santidad determina Sus demás atributos. Y porque Dios es Santo, existe una brecha entre Dios y nosotros, los pecadores. Las Escrituras dicen, “Pero las iniquidades de ustedes han hecho separación entre ustedes y Dios, y los pecados le han hecho esconder Su rostro para no escucharlos” (Isaías 59:2). No solo el pecador está separado de Dios, sino que Dios se separa del pecador. Porque Dios es Santo, no puede tener relación con el pecado. Antes de que el pecado entrara al mundo, la humanidad y Dios estaban en comunión. Ahora esa comunión se ha roto y es imposible para un pecador tener cualquier tipo de contacto con Dios a menos que sea a través de Jesucristo. La gente no posee, ni puede adquirir, la impecabilidad necesaria para poder acceder a Dios. Cristo sin embargo, vino e hizo tal acceso posible.
Cuarto, Dios es amor. Mucha gente no entiende bien esa parte de la naturaleza de Dios. El hecho de que Dios sea amor no significa que todo es dulzura, belleza y felicidad, y que Su amor no permitirá el castigo merecido por nuestros pecados.
La santidad de Dios demanda que todo pecado sea castigado, pero el amor de Dios proveyó un plan de redención y salvación para todos los pecadores. Fue el amor de Dios el que envió a Jesucristo a la cruz. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
No importa el pecado que hayas cometido, cuán sucio, vergonzoso y terrible haya sido, pues Dios te ama. Pero depende de ti creer en Jesucristo, pedirle perdón por tus pecados y recibir Su regalo de vida eterna.
Aunque algunos pueden decir: “Aun así sigo sin entender a Dios, por lo tanto no puedo recibirlo“. Pues contra esto: no puedo entender cómo una vaca negra al comer pasto verde da leche blanca, pero aun así tomo leche. Tampoco me niego a encender mi radio por no entender su funcionamiento interno. De hecho, cada día hacemos miles de cosas que no entendemos en su totalidad.
Es imposible para nuestra limitada mente humana entender completamente a Dios. Y es ahí en donde entra en juego la fe; por fe recibo Su plan para mi redención; creo en Cristo como mi Salvador personal. Si no puedes creer que tenemos ya la suficiente revelación para dar respuesta a la pregunta de cómo es Dios, jamás estarás satisfecho, porque toda discusión que esté fuera de lo que dice la Biblia -la Palabra de Dios- es especulativa. Cualquier otra idea acerca de Dios será producto de la imaginación o del razonamiento de un simple mortal; tu intento será tan bueno como el de cualquier otro.

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