En la angustia llamaste, y yo te rescaté.
Salmos 81:7
Salmos 81:7
No es necesario que me hables y que mi oído te escuche,
toma mi mano y dime que Tú cargando mis penas estás.
Toma mi mamo y permíteme darte la mía.
Mírame con esos ojos de ternura que una vez vi
y que ahora ansío ver otra vez.
Sé que me ves, observas mis pasos
y me dices: vamos, sé valiente y lucha por lo que es más que humano.
Toma mis manos y míralas.
Mira cuán cansadas están de tanto trabajar
en un campo de tanta lucha.
Coge mi mano, y abrígala
con tu perdón y dirección.
Dame más amor o, mejor dicho, dame tu amor, por favor.
Recarga mis fuerzas y hazme saber que Tú tienes el control de toda mi vida
y que de mis sentimientos eres dueño.
Y si he olvidado entregártelo todo,
por favor, manda un mensajero del cielo.
Coge mi mano y llévame adonde Tú quieres que vaya.
Limpia mis pensamientos y dame otra vez la dirección
que tanto he pedido y ahora creo perdí.
Devuélveme el gozo, y aunque Tú no has sido quien
se lo llevó, por misericordia, dame la que tienes en tu abrigo
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