viernes, 8 de enero de 2016

El propósito de las bendiciones

La naturaleza de Dios es la de bendecir. Sin embargo, necesitamos entender que Él tiene un propósito mayor en mente. Su objetivo final abarca mucho más que hacernos felices, darnos paz, protegernos y prosperarnos. En realidad, la intención del Señor nunca ha sido que sus bendiciones se queden en nosotros, por el contrarío, desea que fluyan a otros como parte de su plan para toda la humanidad.
El Señor nos bendice de modo que su salvación, justicia y caminos puedan ser conocidos en todas las naciones del mundo (Salmos 67; 4, 7). Él actúa siempre con esta perspectiva en mente, cuando trabaja en nuestra vida de manera independiente.
Saber esto debe llenarnos de profunda humildad. Cada creyente tiene la responsabilidad de ayudar a otros a conocer y entender al Dios único y verdadero. Cada bendición que Él da nos beneficia personalmente, pero también está destinada a impulsar este propósito. Por otra parte, es posible que a veces no recibamos las cosas que queremos, porque no contribuyen al propósito de Dios. Pero si estamos dispuestos a ajustar nuestras peticiones, también estaremos en condición de ser usados en gran medida por Él.
Cuando el Señor le bendice, no solamente hace algo para usted; también hace algo en usted y por medio de usted, para tocar la vida de los demás. No permita que el gozo y el bienestar que dan las bendiciones le impidan ver el propósito de ellas. Pídale a Dios que le muestre cómo usar sus bendiciones para dirigir la atención de otras personas a Él.

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